jueves, 2 de octubre de 2014

Historia del Mercado de Liniers

Durante los últimos cien años el Mercado ha sufrido las vicisitudes del país, teniendo tiempos de gran esplendor y otros que llevaban a pensar seriamente en su clausura. Afortunadamente, hoy podemos apreciar un giro positivo en la tendencia que se registró en las últimas décadas, lo que nos lleva a ser optimistas respecto a su futuro.
La historia comenzó en el año 1884, cuando los desbordes del Riachuelo llevaron a las autoridades a planear el traslado de los antiguos mercados a una zona más alejada. El Intendente Seeber designa como lugar físico a los solares cercanos a la estación Liniers, siguiendo el cauce del arroyo Cildañez. El terreno había pertenecido a Bernardo Terrero, próspero comerciante de mediados del siglo XIX, y a Joaquín Rivadavia (1810-1887), hijo del primer presidente argentino y nieto del Marqués del Pino, Virrey de estas tierras. El nuevo lugar no tenía nombre oficial, aunque se sabía que era al fondo del partido de Flores, en los pagos de La Matanza, media legua al sur de Liniers.

El acceso a los nuevos mercados se podía realizar por el camino a Cañuelas o por la calle San Fernando, que recibirá en 1913 el nombre de Charles Tellier, en honor al inventor del sistema de enfriamiento de la carne, y que hoy se denomina Lisandro de la Torre, en homenaje al senador santafecino que tuvo activísima participación en el debate de las carnes a mediados de los años treinta.

La piedra fundamental de los mercados se colocó el 14 de abril de 1889, siendo la única construcción una casilla de madera propiedad de José Michelini (1864-1950), quien había instalado una fonda y almacén ese mismo día en la hoy calle Lisandro de la Torre 2421. Pronto el rematador Publio Massini puso en venta los lotes, logrando un gran éxito. A fines de 1889 ya había veintidós manzanas vendidas.

En 1890 se aprobó el inicio de las obras siendo designada la firma "Boerr y Cía." como constructora de las nuevas instalaciones, que debía empezar la obra el 20 de diciembre de ese año. Sin embargo, varios inconvenientes llevaron a la prórroga de los plazos. A la vuelta de su viaje a Europa Seeber se encontró con todo proyectado, pero se opuso en razón a la experiencia obtenida en el viejo continente. Al año siguiente el Consejo Deliberante firmó un convenio con Juan Boerr, que luego anuló dando inicio a un litigio que se resolvió con el empresario aceptó ceder los terrenos ya escriturados.

Se inició la construcción sobre ocho hectáreas delimitadas por las calles Areco, San Fernando, Merlo y Camino de los Ombúes, añadiéndose poco después otras doce hectáreas que estaban comprendidas por las calles Campana, de los Ombúes y Merlo. A continuación se formó una sociedad anónima encargada de la construcción y posterior administración de los Nuevos Mercados Públicos de la Capital.

Los efectos de la crisis del noventa, no permitieron realizar la construcción en el tiempo esperado, aunque Massini continuó vendiendo los lotes con éxito. En 1894 Emilio Bunge asume la intendencia y da un gran impulso al proyecto. Tres años más tarde se inaugura en la recova recién terminada una escuela y se vislumbra la terminación de la torre principal.

En 1895 se loteó el predio y se abrieron las calles Murguiondo y Camino ancho, quedando establecidos los límites del futuro Mercado de Liniers entre las avenidas Murguiondo, Campana - desde 1926 del Trabajo y actualmente Eva Perón -, San Fernando - desde 1913 Tellier y luego Lisandro de la Torre, desde 1985 - y Directorio. El Camino ancho, en tanto, se llamó desde 1901 Avenida Nueva Chicago, recibiendo en 1949 su actual denominación: Avenida de los Corrales, acceso principal a la administración del Mercado de Liniers.

Los empleados más antiguos de los Corrales Viejos se resistieron al cambio, pero la nueva generación comenzó a adquirir terrenos vecinos al mercado, llegando hasta ello el tranvía "La Capital", que unía Liniers con el barrio de Flores y con los antiguos corrales. En 1898 los conflictos se intensifican a la vez que el tranvía llega hasta el lugar. Ese mismo año se instala una estación ferroviaria dentro del mercado, propiedad de la empresa Tranways Eléctricos de Buenos Aires.

La típica recova, donde hoy funciona el Museo de los Corrales Viejos, fue refaccionada en 1899. El barrio que empieza a surgir alrededor del mercado, presto a terminarse, se conoce con el nombre de Nueva Chicago, debido a que los especialistas consideran que las nuevas instalaciones no tiene nada que envidiarle a las más modernas construcciones norteamericanas. En realidad, ese era el nombre oficial, mientras que las crónicas de la época los denominan "Liniers" y la población simplemente "Mercados".
El 21 de marzo de 1900 se faena el primer animal, asistiendo mucha gente al evento. En conmemoración se acuñó una moneda conmemorativa, que puede apreciarse en el presente trabajo. En tanto, en los mataderos del sur la resistencia crecía día a día, llegándose a lamentar algunos accidentados graves en los incidentes. Pronto se detectó que algunas actividades todavía no podían ser absorbidas en el nuevo recinto, razón por la cual la matanza de porcinos y otras faenas menores volvieron temporariamente a los mataderos del sur.

Directores Históricos del Mercado Nacional de Hacienda
1900/1904 José Luna
1904/1925 Alejandro Mohr
1925/1926 Erimberto Romanelli
1926/1928 Hugo Cullen
1928/1930 Juan Baldessari
1930/1931 Agustín D'Elía
1931/1931 Juan Labadie
1931/1945 Edmundo Kelly
1945/1952 Bautista Segundo Martí
1952/1955 Francisco Valenzuela
1955/1956 Italo Pepe
1956/1957 Francisco de la Serna
1957/1966 Alberto Hails
1966/1992 Carmelo Florial Pafundi
Resero actual ubicado en la entrada del Mercado de Liniers

No hay comentarios:

Publicar un comentario