Oh buena y tierna madre...
Tú serás siempre desde el Santo Rosario, la esperanza de llegar a nuestro Padre celestial con nuestra fervorosa oración.
Te entrego mi corazón para que lo presentes a Jesús con todo mi amor.
Te presento también el corazón de aquellos que aún no lo reconocen para que le regales las gracias de enamorarse de Jesús.
Pongo mi vida a tus pies, Madre mía, por todo lo que fui, para que lo perdones.
Todo lo que soy, para que lo corrijas.
Todo lo que puedas hacer de mí para entregárselo a Jesús con todo mi amor.
Amen.
Tú serás siempre desde el Santo Rosario, la esperanza de llegar a nuestro Padre celestial con nuestra fervorosa oración.
Te entrego mi corazón para que lo presentes a Jesús con todo mi amor.
Te presento también el corazón de aquellos que aún no lo reconocen para que le regales las gracias de enamorarse de Jesús.
Pongo mi vida a tus pies, Madre mía, por todo lo que fui, para que lo perdones.
Todo lo que soy, para que lo corrijas.
Todo lo que puedas hacer de mí para entregárselo a Jesús con todo mi amor.
Amen.
Padre Fernando A. Abraham
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