miércoles, 11 de mayo de 2016

Conscripto Hermindo Luna.

Hermindo Luna tenía 20 años y era hijo único. Había entrado al Servicio Militar sin siquiera saber leer ni escribir, porque este tape gaucho sólo sabía del monte y de hachar quebracho al sol con 40 grados de calor.
No sabía nada de Marx ni de Lenin, ni de la "lucha de clases" o la "plusvalía". Y con ser como era le bastó y sobró para ser un argentino bien nacido. Es difícil comprender en nombre de qué pueblo decían luchar sus asesinos.
Sus superiores lo consideraban un "sobresaliente soldado" de la Sección Exploración de la Compañía Comando. Todos recordaban con una sonrisa aquella dos veces que se había quedado dormido en el toque de diana y comenzó su día en una pileta.
Sus padres fueron a retirar el cuerpo de luto y descalzos, porque eran gente muy pobre de un paraje del interior de Formosa. No tenían nada, excepto a su hijo, y se lo obsequiaron a la Patria, con el corazón desgarrado por el dolor pero con dignidad, y jamás recibieron una condecoración póstuma.
Esa es la Argentina profunda, sencilla y ancestral, que en el primer lustro de la década de 1970 se estaba defendiendo de la agresión armada de Bandas Terroristas apoyadas por Estados extranjeros - entiéndase, Terrorismo de Estado- y animadas por ideologías completamente ajenas a nuestra esencia y origen.

AL SOLDADO HERMINDO LUNA
Por el coraje macho de la raza, 
que estalló en tu carne ensangrentada, 
gritaste ¡no me rindo! y en ese instante, 
fuiste hijo dilecto de la Patria.
Tape gaucho que la escuela de la vida, 
te dio lo que a otros les faltaba, 
criollo lindo saludo tu firmeza 
¡si quedó chica en tu pecho la metralla!
Orgullo del vientre de tu madre, 
que parió un hijo de tu fibra gaucha, 
bendita sea por su amor sublime 
y por la pena inmensa de su alma.
Orgullo del vientre de la Patria 
que parió hijos para grandes causas, 
del suelo que regaste con tu sangre, 
brotarán mil lanzas de tacuara.
Hidalguía, honor, orgullo bravo 
en viril escala de valores, 
varón entero, digno de tu laya 
señor en una tierra de señores.
Ruego a Dios que en su cielo de valientes, 
te reciba con marciales clarinadas, 
Por tu temple de héroe sin alardes, 
sean tuyo los vítores y dianas
Mi profundo respeto yo te ofrezco, 
de varón del Argentino y de Soldado, 
Consciente que tu muerte no merezco, 
yo te saludo ¡Hermano!.
He de buscar en mí esas virtudes 
y lucharé por ésta Tierra Amada, 
entonces sí me llegaré a tu cielo, 
¡Por Dios y por la Patria, Camarada!.-
Poesìa del Ex-Mayor de Infantería LUIS DANIEL DE URQUIZA

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