

"HAZ LO QUE DEBES Y ESTÁ EN LO QUE HACES"
- Hacedlo todo por Amor. -Así no hay cosas pequeñas: todo es grande. -La perseverancia en las cosas pequeñas, por Amor, es heroísmo. (Camino, 813)
- ¿Quieres de verdad ser santo? -Cumple el pequeño deber de cada momento: haz lo que debes y está en lo que haces. (Camino, 815)
SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER
- La santidad "grande" está en cumplir los "deberes pequeños" de cada instante. (Camino, 817)
SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER
- Me dices: cuando se presente la ocasión de hacer algo grande... ¡entonces! -¿Entonces? ¿Pretendes hacerme creer, y creer tú seriamente, que podrás vencer en la Olimpiada sobrenatural, sin la diaria preparación, sin entrenamiento? (Camino, 822)
SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER
- ¿Has visto cómo levantaron aquel edificio de grandeza imponente? -Un ladrillo, y otro. Miles. Pero, uno a uno. -Y sacos de cemento, uno a uno. Y sillares, que suponen poco, ante la mole del conjunto. -Y trozos de hierro. -Y obreros que trabajan, día a día, las mismas horas... ¿Viste cómo alzaron aquel edificio de grandeza imponente?... -¡A fuerza de cosas pequeñas!(Camino, 823)
SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER
- ¿No has visto en qué "pequeñeces" está el amor humano? -Pues también en "pequeñeces" está el Amor divino. (Camino, 824)
SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER
BIOGRAFÍA DE JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER, EL FUNDADOR DEL OPUS DEI
Josemaría Escrivá nace en España el 9 de enero de 1902 y fallece en Roma, el 26 de junio de 1975. El 2 de octubre de 1928 Dios le hace ver el Opus Dei.
DOCUMENTAL OPUS DEI: SAN JOSEMARÍA, EL SANTO DE LO ORDINARIO
Al canonizar a Josemaría Escrivá, el Papa Juan Pablo II le llamó "el santo de lo ordinario". Ofrecemos un resumen de la ceremonia de canonización del fundador del Opus Dei, celebrada en la Plaza de san Pedro el 6 de octubre de 2002.
https://www.youtube.com/watch?v=tpdDbi_uvBU&feature=player_embedded#!
SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER
CANONIZACIÓN DE SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ - RECUERDOS DEL 6 DE OCTUBRE, EN 2 MINUTOSJuan Pablo II llamó a san Josemaría "el santo de lo ordinario". Ofrecemos un video de la ceremonia de canonización, celebrada en la Plaza de san Pedro el 6 de octubre de 2002
Documental sobre la vida del Fundador del Opus Dei. San Josemaría nació el 9 de enero de 1902. 100 años más tarde, Juan Pablo II le definió como "el santo de lo ordinario".
https://www.youtube.com/watch?v=2Z5ewRnm-1c&feature=related
CANONIZACIÓN DE SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ, FUNDADOR DEL OPUS DEI
6 de octubre 2002, Juan Pablo II canoniza a san Josemaría, ante 300.000 personas de todo el mundo.
https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=-3xKwERapi0
EL 26 DE JUNIO DE 1975, CONTADO POR DON ÁLVARO DEL PORTILLO
SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER
El 26 de junio de 1975 falleció Mons. Josemaría Escrivá de Balaguer de forma repentina en Roma. El mes de mayo anterior había hecho su último viaje a España, donde recibió la medalla de oro de su ciudad natal (Barbastro) y visitó el cercano Santuario de Torreciudad, que él había promovido y que estaba a punto de ser inaugurado.
Su fallecimiento supuso el fin de la etapa fundacional del Opus Dei y el inicio, en palabras de su sucesor Monseñor Álvaro del Portillo, de la "etapa de la continuidad y la fidelidad". Mons. del Portillo fue testigo privilegiado de sus últimas horas en la tierra.
"El 26 de junio de 1975, último día de su vida en la tierra, el Padre se levantó a la hora acostumbrada. Celebró, ayudado por don Javier Echevarría, la Misa votiva de la Virgen en el oratorio de la Santísima Trinidad, a las siete y cincuenta y tres minutos. A la misma hora celebraba también yo en la sacristía mayor, porque aquella mañana nuestro Fundador deseaba ir con don Javier y conmigo a Castelgandolfo, para despedirse de sus hijas de Villa delle Rose, ya que estábamos a punto de salir de Roma. Se encontraba físicamente bien, y nada hacía prever lo que sucedería poco después. (...)
El Padre volvía de Villa delle Rose indudablemente cansado, pero sereno y contento. Atribuyó su malestar al calor. A las once y cincuenta y siete entramos en el garaje de Villa Tevere.
Saludó al Señor en el oratorio de la Santísima Trinidad y, como solía, hizo una genuflexión pausada, devota, acompañada por un acto de amor. A continuación subimos hacia mi despacho, el cuarto donde habitualmente trabajaba y, pocos segundos después de pasar la puerta, llamó: ¡Javi! Don Javier Echevarría se había quedado detrás, para cerrar la puerta del ascensor, y nuestro Fundador repitió con más fuerza: ¡Javi!; y después, en voz más débil: No me encuentro bien. Inmediatamente el Padre se desplomaba en el suelo.
Para nosotros, ciertamente, se trataba de una muerte repentina; para nuestro Fundador, en cambio, fue algo que venía madurándose –me atrevo a decir–, más en su alma que en su cuerpo, porque cada día era mayor la frecuencia del ofrecimiento de su vida por la Iglesia y por el Papa.
Estoy convencido de que el Padre presentía su muerte. En los últimos años repetía frecuentemente que estaba de más en la tierra, y que desde el Cielo podría ayudarnos mucho mejor. Nos llenaba de dolor oírle hablar así –con aquel tono suyo fuerte, sincero, humilde–, porque mientras pensaba que era una carga, para nosotros era un tesoro insustituible. (...)
En todos los países, los medios de comunicación social la difundieron con veneración y respeto: era el reflejo de la impresión que recibieron directamente los periodistas que acudieron a Villa Tevere. En los días siguientes fueron apareciendo numerosísimos artículos y programas de radio y televisión, en los que se ponía de relieve la importancia de la obra de nuestro Fundador en la vida de la Iglesia. Su fama de santidad quedó aún más patente desde el momento de su muerte.
Me consoló mucho recibir la cariñosa respuesta del Santo Padre Pablo VI a la información que le había enviado en mi calidad de Secretario General de la Obra. A través de Mons. Benelli, el Papa expresó su condolencia y nos dijo que también espiritualmente rezaba junto al cuerpo de "un hijo tan fiel" a la Santa Madre Iglesia y al Vicario de Cristo.
Antes del funeral público, llegó a Villa Tevere un telegrama de la Sede Apostólica. El Romano Pontífice renovaba la expresión de su condolencia, manifestaba que estaba ofreciendo sufragios por el alma de nuestro Fundador, y confirmaba su persuasión de que era un alma elegida y predilecta de Dios; concluía impartiendo la Bendición apostólica para toda la Obra. Como es costumbre, el telegrama llevaba la firma del Cardenal Secretario de Estado, que se unía de todo corazón a nuestro dolor, y a los sentimientos de Pablo VI, quien deseaba hacernos llegar lo antes posible aquellas líneas.
Llegaron a la Sede Central del Opus Dei miles de telegramas y cartas desde los cinco continentes: además de expresiones del más sentido dolor, reflejaban concordemente la convicción de que había muerto un santo, uno de los grandes fundadores suscitados en la Iglesia por el Espíritu Santo".
SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER
Fijaos en una de las devociones más arraigadas entre los cristianos, en el rezo del Santo Rosario.
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La Iglesia nos anima a la contemplación de los misterios: para que se grabe en nuestra cabeza y en nuestra imaginación, con el gozo, el dolor y la gloria de Santa María, el ejemplo pasmoso del Señor, en sus treinta años de oscuridad, en sus tres años de predicación, en su Pasión afrentosa y en su gloriosa Resurrección. Amigos de Dios, 299
ARMA PODEROSAEl Santo Rosario es arma poderosa. Empléala con confianza y te maravillarás del resultado. Camino, 558
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Ten una devoción intensa a Nuestra Madre. Ella sabe corresponder finamente a los obsequios que le hagamos.
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Además, si rezas todos los días, con espíritu de fe y de amor, el Santo Rosario, la Señora se encargará de llevarte muy lejos por el camino de su Hijo. Surco, 691
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APARENTE MONOTONÍA
El Rosario es eficacísimo para los que emplean como arma la inteligencia y el estudio. Porque esa aparente monotonía de niños con su Madre, al implorar a Nuestra Señora, va destruyendo todo germen de vanagloria y de orgullo. Surco, 474
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“Virgen Inmaculada, bien sé que soy un pobre miserable, que no hago más que aumentar todos los días el número de mis pecados...” Me has dicho que así hablabas con Nuestra Madre, el otro día.
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Y te aconsejé, seguro, que rezaras el Santo Rosario: ¡bendita monotonía de avemarías que purifica la monotonía de tus pecados!. Surco, 475
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Siempre retrasas el Rosario para luego, y acabas por omitirlo a causa del sueño. —Si no dispones de otros ratos, recítalo por la calle y sin que nadie lo note. Además, te ayudará a tener presencia de Dios. Surco, 478
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UNA CORONA DE ALABANZAS
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Santo Rosario. —Los gozos, los dolores y las glorias de la vida de la Virgen tejen una corona de alabanzas, que repiten ininterrumpidamente los Angeles y los Santos del Cielo..., y quienes aman a nuestra Madre aquí en la tierra. —Practica a diario esta devoción santa, y difúndela. Forja, 621
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En este entramado, en este actuar de la fe cristiana se engarzan, como joyas, las oraciones vocales. Son fórmulas divinas: Padre Nuestro..., Dios te salve, María..., Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Esa corona de alabanzas a Dios y a Nuestra Madre que es el Santo Rosario, y tantas, tantas otras aclamaciones llenas de piedad que nuestros hermanos cristianos han recitado desde el principio. Amigos de Dios, 248
SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER
¿Qué son el Ave Maria y el Angelus sino alabanzas encendidas a la Maternidad divina? Y en el Santo Rosario —esa maravillosa devoción, que nunca me cansaré de aconsejar a todos los cristianos— pasan por nuestra cabeza y por nuestro corazón los misterios de la conducta admirable de María, que son los mismos misterios fundamentales de la fe. Amigos de Dios, 290, 2
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