sábado, 6 de febrero de 2016

El Cura Brochero, santo argentino

Siempre fue un santo para el sentir popular, pero ahora el cura Brochero será santo de verdad. El Papa Francisco aprobó un segundo milagro por intercesión de José Gabriel del Rosario Brochero (1840-1914), último paso necesario para elevarlo al máximo honor.


Se convertirá en el primer santo "auténticamente" argentino. Si bien en noviembre de 1999 Juan Pablo II canonizó a Héctor Valdivielso Sáez (1910-1934), que fue entonces considerado el "primer santo argentino", este hermano lasallano de familia española nació casualmente en Buenos Aires y vivió la mayor parte de su vida en España, donde murió como mártir. Brochero, en cambio, vivió siempre en su Córdoba natal, donde murió ciego y leproso.
El "cura gaucho" se hizo famoso por evangelizar a lomo de mula a la pobre gente de campo, compartiendo su vida con ellos y promoviendo su elevación humana y religiosa.
Nacido en Santa Rosa de Río Primero, Córdoba, el 16 de marzo de 1840, el cura Brochero siempre fue conocido como el "cura gaucho" por asumir como suyas las necesidades de la gente y por su costumbre de predicar el Evangelio con el lenguaje de sus feligreses para hacerlo comprensible. El "cura gaucho", que evangelizaba a lomo de su famosa mula Malacara, que era malhablado y un fumador empedernido, fue ordenado cura en 1866. Enseguida se destacó por socorrer a los enfermos y moribundos de la epidemia de cólera que azotó al año siguiente la ciudad de Córdoba.
En 1869 se hizo cargo del curato de San Alberto, hoy conocido como el valle de Traslasierra, en la localidad de Villa del Tránsito (que hoy lleva su nombre). Allí, animando a los pobladores, construyó iglesias y capillas, levantó escuelas y abrió caminos entre las montañas. 
Brochero dedicó su vida no sólo a llevar el Evangelio, sino a educar y promocionar a sus habitantes. Llevó a hombres y mujeres a Córdoba, para hacer los ejercicios espirituales. Proyectó además un ramal ferroviario que atravesaría el valle de Traslasierra para sacar a sus queridos serranos de la pobreza.
En un artículo, el escritor Jorge Castañeda recordó que en un libro el padre Ricardo Noceti contó la más famosa de las anécdotas del cura Brochero, cuando el sacerdote quiso convertir a un cuatrero muy famoso por sus correrías y fue en busca de él a su refugio de las cumbres.
"Llegó el cura. El (llamado) «gaucho» Seco asomó y al instante lo apuntó con su trabuco. Brochero, con la misma rapidez, sacó el crucifijo y le dijo: «Éste es el que te busca, pero antes dame unos mates que estoy agotado». Se sentaron y entre mate y mate, el temido «gaucho» le contó su vida. Logró Brochero que haga un retiro espiritual y se reconcilie con Dios con una confesión dolorosa de toda su vida." Brochero finalmente murió al contraer la lepra por tomar mate con gente enferma de ese mal. Quedó ciego y sus últimas palabras fueron: "He podido pispear que viviré siempre en el corazón de mi gente". 
Esta realidad es confirmada, a más de un siglo de su muerte, por el sacerdote Marcelo Madero, que en los últimos años trabajó en las zonas que recorría Brochero. "Se ve cómo la gente todavía tiene grabadas las enseñanzas del cura. Lo ves en la oración, en la piedad, en cómo se confiesan. Dejó grabado en su pueblo el espíritu cristiano", dice el Padre Madero. 
Añade que la obra que construyó en la zona es impresionante, tanto en lo material como en lo espiritual.  Destaca la Casa de Ejercicios, que edificó para los pobladores, y las numerosas obras que impulsó para mejorar la vida de los habitantes. Cuenta que en la zona se recuerda que en sus primeros veinte años de sacerdote Brochero tenía contadas 115 rodadas de su mula por caídas en las escarpadas sierras, "lo que demuestra todo lo que anduvo". 
"El Cura Brochero fue un fuera de serie que se hizo pobre con los pobres", resume Madero. 

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