No disponemos de una imagen, un retrato mínimo, nada, absolutamente nada, que nos permita saber como era Dolores Helguero Liendo, la joven tucumana amante de Belgrano, de cuya unión nació Manuela Mónica Belgrano. Ella y su figura fueron tragadas por el tiempo. En silencio, despareció de la escena.
Según Paul Groussac, Manuel Belgrano y Dolores, se conocieron en la fiesta de la independencia que se llevó a cabo el día 10 de julio de 1816. Ella tenía 18 años y el 46. Esa noche nació la pasión entre ambos. El escenario del romance no tan secreto, fue la casita de Belgrano en la Ciudadela. La relación se extendió entre julio/agosto de 1816, hasta febrero de 1819, en que Belgrano marchó hacia Córdoba por razones militares.

CASITA DE BELGRANO EN TUCUMAN
Dolores había quedado embarazada en agosto de 1818, y Belgrano se fue de Tucu- mán rumbo a Córdoba, como ya se ha dicho, en febrero de 1819, es decir, con la joven de 20 años en su sexto mes de embarazo.
Mayormente los historiadores sostienen, que Belgrano le propuso matrimonio a la niña, pero que por su dilatada ausencia y con las deficientes comunicaciones de entonces, los padres de esta entraron en angustia al imaginarse a su hija como madre soltera, y entonces la casaron con un sujeto de amistad de la familia, mucho mayor que Dolores, oriundo de Catamarca, de apellido Rivas, de quien no tenemos más datos. Por mi parte, creo que Belgrano no llegó a hacerle tal propuesta. Primero, porque era reacio a tales compromisos, luego, porque debe haber andado dudando de asumir semejante responsabilidad con su desordenada y azarosa vida de político y revolucionario bohemio. Destacamos que en aquellos tiempos era muy común que los hombres de clase alta, Belgrano lo era, tuviesen hijos naturales, (fuera del matrimonio pero reconocidos), con mujeres de estratos sociales menores. La joven amante, pertenecía a una familia media provinciana, si cabe el término, de rango menor a la que pertenecía Belgrano, alta y porteña. Ninguna prueba existe que indique preocupación del patriota por Dolores y su suerte, o por haberla “perdido” porque la casaron con otro hombre. Es más, Belgrano solamente se desespera por su hijita, cuando ya sabe que sus días están contados, entonces lo gana un estado de ansiedad por asegurar el futuro de la niña y es allí, cuando dispone que su casa pase a nombre de Manuelita. Luego ya en Buenos Aires, encarga a sus hermanos Domingo y Juanita, la responsabilidad de atender en todo lo que haga falta para la educación de su hija que el ya no volvería a ver jamás. Instruye al cura Domingo que del producido del cobro de sus créditos y una vez pagados sus acreedores, destine los saldos importantes que quedarían a la educación de la menor. Supongo también, que en su última estada en Tucumán, algo debe haber conversado con Dolores, sino directamente, de lo cual no hay registro ni indicio y solo suponemos, o a través del matrimonio Helguera, acerca del futuro de Manuela Mónica y de allí surgió un acuerdo: que sea trasladada a Buenos Aires y que viva con los tíos paternos que se harían cargo de la educación y crianza. O puede haber sucedido, que con los conflictos matrimoniales que evidentemente sobrevinieron a Dolores, esta se vio obligada a derivar la educación de la niña y tomó contacto con los hermanos de Belgrano, de donde se resolvió en conjunto el traslado de Manuelita a Buenos Aires.

CASA PATERNA DE BELGRANO EN BUENOS AIRES
Es verdaderamente llamativo que una madre se desvincule de su hija sin más. En mi opinión, la vida de Dolores era complicada, por su separación de Rivas y en consecuencia buscó la seguridad para su hija al entregársela para su crianza a los tíos paternos. Y esta medida se ve que fue comprendida por Manuelita, dado que luego, ya mujer adulta, mantuvo un intercambio epistolar nutrido y afectuoso con su madre, no evidenciándose en las numerosas piezas disponibles, atisbo alguno de encono.
El matrimonio de Dolores con Rivas, fue una unión impuesta e inconsulta a la joven, en un abuso de ejercicio de autoridad paterna y que solo el agobio de la situación de acoso y angustia que vivía la mujercita embarazada y soltera, explica la docilidad con que aceptó el desgraciado destino de la impostura social de la época. Tan mal constituida estuvo esta pareja, que en los primeros tres años tuvieron dos hijos, mientras vivieron en Catamarca donde al tiempo indicado se separaron. Se sabe, que Dolores se trasladó a Tucumán, y que vivió un tiempo junto a los hijos que tuvo con Rivas, en la casita de Belgrano, aparentemente distanciada de sus padres. Luego se marchó a la zona de Belén y Londres en Catamarca, donde se radicó definitivamente, hasta su muerte.
Manuela Mónica, no vivió junto a su madre el periplo que comentamos, ya que a la edad de cinco años, fue enviada a Buenos Aires, a la casa paterna de los Belgrano, donde fue criada por su tía, hermana menor del padre fallecido, Juanita Belgrano vda. de Chas y tutelada por sus tíos, el cura Domingo Belgrano primero, y luego que este fallece por otro hermano del Belgrano de nombre Joaquín.
JUANITA BELGRANO DE CHAS
Dolores, amó a Belgrano, y jamás a Rivas. Hay una prueba muy elocuente de esto. En aquel tiempo, las mujeres casadas debían llevar obligatoriamente el apellido del marido adicionandolo al suyo de soletera. No hacerlo, era causal de agravio grave al marido. Cuando uno observa las cartas de Dolores, remitidas a su hija, Manuela Mónica y a su hermano Isidro Helguero, ella firma como Dolores Helguero no usando nunca el apellido, Rivas. Recordemos, que este señor, no solo era su esposo, sino también el padre de dos hijos nacidos de ese matrimonio. Cuando Isidro Helguero realiza los trámites a nombre de su hermana, jamás, en ninguno usa el apellido Rivas. Y en los usos sociales es tratada como Dolores Helguero, a secas.

IGLESIA DE LA INMACULADA CONCEPCION - LONDRES - CATAMARCA
Como está dicho, la radicación final de Dolores fue en Londres, provincia de Catamarca, no se conoce la fecha de su fallecimiento, solo se sabe, que fue sepultada allí, pero no donde exactamente. Varios investigadores han rastreado los archivos de las iglesias de San Juan Bautista y la de la Inmaculada Concepción, sin resultado positivo.
Es así, como Dolores se pierde en el tiempo y su imagen se desdibujó para siempre.
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