viernes, 27 de diciembre de 2024

No quieren que pensemos”: las provocadoras reflexiones de Cristina Martín Jiménez

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“No quieren que pensemos”: las provocadoras reflexiones de Cristina Martín Jiménez en su libro La tercera guerra mundial ya está aquí

En su nuevo texto, la periodista, escritora y conferencista española, que ha publicado, entre otros, “Los planes del club Bilderberg para España” y “Los amos del mundo están al acecho”, asegura que el conflicto mundial, además de en el campo de batalla, se libra en la mente de los ciudadanos

Si George Orwell y Aldous Huxley estuvieran vivos se darían cuenta de que muchas de las cosas que escribieron en sus novelas se han convertido en realidad.

Muchos de los pensamientos, avances tecnológicos o, incluso, la manera como se relacionan las personas estuvieron de alguna manera en sus textos; ahora, muchos de esos pensamientos sirven de base para las reflexiones de la española Cristina Martín Jiménez, quien, a través de su libro “La tercera Guerra Mundial ya está aquí”, busca plantear que el ser humano del siglo XXI está perdiendo la libertad.


En relación con el conflicto entre Ucrania y Rusia asegura que los medios de comunicación no dan la suficiente información. Infobae entrevistó a la investigadora y doctora en Comunicaciones para conocer su opinión con respecto a esta nueva Tercera Guerra Mundial y de la cual nadie nos avisó que ya está aquí.

¿Cómo siente la situación del mundo hoy?

Con la actualidad muy ácida aquí en Europa, porque tenemos una guerra que está radiando a todo el planeta y eso comentaba antes y si ha llegado a México con la misma intensidad, que nos están llegando a todas las televisoras españolas, europeas, italianas sobre el conflicto de Rusia y Ucrania.

Usted tiene una visión muy crítica del papel de la prensa en el cubrimiento de ese conflicto.

Exacto, me alegra que ayude para sacar el foco de los medios de comunicación de masa. Normalmente cuentan una versión que le interesa a los propietarios de la prensa que, al mismo tiempo, son los accionistas de la industria armamentística, farmacéutica y de energías. Así que, claro, la prensa de masas se convierte en un arma de guerra que es fundamental, porque lo primero que quieres es convencer al pueblo de que la tuya, la verdad oficial, es la verdad.


También se impone, no solamente el pensamiento único, sino un sentimiento único. Ellos te dictan a quién tienes que amar y a quién tienes que odiar y ahora hay que odiar a Putin y hay que amar a Zelenski que es del pueblo y es cómo funciona la prensa como arma.

Ante lo que escribe en su libro La tercera guerra mundial ya está aquí me gustaría saber ¿tenemos que preocuparnos o exigir a los medios que nos informen bien?

Desde los años noventa, esta gran revolución que hace que los medios de comunicación privada, que están distribuidos en muchas manos, se van concentrando más con pocas manos y en un uso conglomerado que, además de los propietarios de los medios, son propietarios de todo tipo, de todos los sectores productivos y claro, se convierte entonces, como decimos en los medios, en un arma de guerra, y los ciudadanos han perdido el derecho a la información.


Lo estamos perdiendo con las censuras, con los “Fast checker”, los grandes fondos de inversión o, incluso, hay un fondo de inversión de la CIA, dedicado a las conexiones de todas las empresas que surgen en Silicon Valley (tenemos a Facebook) con lo cual los utilizan como armas propagandísticas, pero además se produce lo que pongo en el libro “un terrorismo mediático”, cuando el mensaje a nivel de la guerra psicológica (porque hay muchos campos de batalla) cuando el mensaje se convierte en una bomba y cuando tú tienes al cañón, disparándote 24 horas al día, en tú casa o en el móvil que llevas siempre encima tú vas a ser perjudicado, pero nada de esto es conocido por la audiencia, por el público.

La ciudadanía ha empezado a despertar con el tema de la pandemia porque había muchas normas que salieron y les parecían inconexas e incoherentes. Ha habido un gran despertar. Yo te puedo decir de una perspectiva de 20 años que llevo dando estos temas, es un gran despertar.

La mayoría de la sociedad no comprende como funcionan los medios de comunicación, no saben quiénes son sus amos. Creen que el periodista que sale en televisión, su presentador favorito de noticias trabaja por el periodismo y no, tiene un amo. Tiene intereses que guardar, con lo cual al día de hoy no tenemos periodismo, nos han robado el periodismo. Tenemos por lo tanto que informarnos por otras vías, tenemos que ser ciudadanos activos.


Si nos vamos a sentar frente al televisor y vamos a abrir una noticia y nos vamos a quedar sin cuestionarnos nada, sin buscar nada. Nos vamos a quedar con esa versión no van a estar informados, vamos a estar manipulados que es lo que buscan los grandes medios de comunicación de masas, manipularte.


¿Cuál cree que dio inicio a esta tercera guerra mundial? ¿cuál fue el elemento clave?

Realmente, la tercera guerra mundial empieza cuando finaliza la segunda. Cuando el mundo queda dividido en dos bloques y ambos tienen intereses expansivos sobre todo EEUU, la parte capitalista, la que más se ha expandido y la que han usado tácticas de bloqueos comerciales, económicos, la invasión de países.


En el año 53 Eisenhower (EEUU) protagoniza un discurso en el que dice así: ´vamos a utilizar la guerra psicológica para convencer al mundo de la verdad. No se asusten que le llamemos guerra psicológica, simplemente lo que pretendemos es: conquistar, dominar las mentes y las armas de las personas. Esto en el año 53.

Date cuenta de que la propaganda es la gran técnica que se aprende en la segunda guerra mundial, precisamente quienes han hecho de la propaganda son los nazis con su líder Hitler y con Goebbels, el ministro de la propaganda, que decía: ´una mentira repetida cien veces, se convierte en verdad.

Y todos estos científicos, sociólogos que trabajaban en la escuela de Frankfurt acabaron también siendo un trofeo de guerra y acabaron en las universidades de EEUU, fundación Rockefeller.


Marcus fue uno de los promotores del mayo de 68, experimentando con los jóvenes revolucionarios y hoy tenemos jóvenes revolucionarios pidiendo que cambiemos nuestras costumbres porque estamos atentando contra el planeta.


Yo creo que efectivamente que ese control se ha acelerado, que la tercera guerra mundial se ha acelerado, pues ha sido con la pandemia, “falsa pandemia” como yo la denomino (lo explico en mi libro anterior, de la pandemia) proclamada por la Organización Mundial de la Salud, que no es otra cosa que los grandes fondos de inversión. Liderados en esta ocasión, liderado por Bill Gates.

En este sentido las técnicas de la cuarta revolución industrial, las tecnologías de las llamadas redes, que se iban a democratizar la sociedad, pues se convierten en una imagen de armas de guerra y por eso censuran el pensamiento crítico.

Aquí tenemos a el señor Klaus Schwab, fundador del Foro Económico de Davos, también nuestro presidente de España a dicho la misma frase. La guerra de la propaganda la tienen todos “la pandemia ha acelerado el avenimiento de nuevos modos de la gobernanza global”. De la imposición del teletrabajo y de la tele compra.

Después de la pandemia nos encontramos con este conflicto de Ucrania provocado por la OTAN, que te pones ha investigar resulta que el secretario general de la OTAN estaba antes trabajando con Bill Gates en la alianza para la vacunación, de la inmunización Gaby y también en la ONU para el cambio climático. Todo lo que les une a ellos es la agenda 2030 y la han activado.

De la guerra que yo hablo es: psicológica, que se active la educación para manipular a los niños pequeño, para crear una mentalidad, la segunda fase de la guerra, la crisis económica, como vivimos en el 2007, y la tercera fase de la guerra sería las armas y ya estamos viendo que Ucrania, el gran conflicto es la justificación o excusa para que EEUU vuelva a enfrentarse a su enemigo clásico de la Guerra Fría, que es Rusia.

La quiere fuera de la arquitectura internacional, del comercio internacional, quiere aislarla y Biden lo ha declarado abiertamente “no voy a parar hasta convertir a Putin en un paria de la tierra”, o sea que, para mí, sin duda alguna estamos en mitad de la tercera guerra mundial.


También algo de lo que habla en su libro es el linchamiento digital. Es sorprendente, porque supuestamente en las redes sociales hay una “libertad” pero hay un linchamiento y terminan siendo bloqueadas.

A mí me expulsaron, el año pasado, de Facebook. Me cerraron el muro de 10 años, de la plataforma. En YouTube borran mis entrevistas que me hacen los medios, la eliminan. De hecho, ayer colocaron una que hicieron en Pamplona y no ha durado ni 24 horas y claro yo soy Doctora en Comunicación y Periodismo, yo no soy ninguna iluminada ni una especuladora. Yo demuestro en cada uno de mis libros, porque no puedo atentar contra la credibilidad que es lo más importante que tiene un periodista, porque sin credibilidad no hay nada.

Son 20 años de trabajo, libros de aportar pruebas. Uno de mis libros fue censurado “Los amos del mundo están al acecho” en el que ya 11 años se hablaba de la táctica de la pandemia como arma de guerra y del calentamiento global, entonces yo sé lo que se sufre cuando te expulsan de esa comunidad global en la que solamente te conviertes en una pieza más del engranaje. Formas parte de una obra de teatro, un director invisible donde se permiten decir ciertas frases, pero si vistes otra pues eres expulsado, ya no puedes formar parte de la función.

Claro, eso da miedo para muchos personajes y periodistas. Un periodista no quiere ser perseguido, censurado, expulsado ni señalado. Pero ¿qué es el trabajo del periodista? El trabajo del periodista es investigar al poder y señalar al poder y señalar que los dueños de esas plataformas son los grandes fondos de inversión como BlackRock, GP Morgan, Wall Street y que cada vez, con cada crisis y táctica de guerra empobrecen a más personas de la clase media.

No vas a ser feliz porque todo lo quieren convertir en servicios, ya tu casa no será tuya porque incluso hay un artículo que escribe una política al que yo hago referencia en el libro que, cuando te vas a trabajar puede entrar a cualquiera a tú salón, tu casa para ese espacio que está vacío, entonces ya no hay intimidad, no hay privacidad y además hay una vigilancia, intrusiva, constante, porque me sonaba a ciencia ficción, el microchip de la cabeza, pero resulta que Elon Musk no deja de publicitarlo y no deja de contar que está a punto de comenzar a instalarlo en seres humanos después de estar experimentando con monos y escribí una frase que me llamó mucho la atención que dice: “mi mono es feliz y juega videojuegos” eso es lo que quieren del ser humano, no quieren que pensemos.

En vez de jugar videojuegos haremos las tareas técnicas de los esclavos en su mundo feliz que está creando o que quieren crear por eso estamos denunciando y revelándonos, pero no quieren seres humanos, no quieren que pensemos. Quitan la filosofía de las escuelas, el latín que es el origen de nuestra lengua, que es una arquitectura e ingeniería que tenemos que aprenderla para saber qué significa una palabra y qué significa esa palabra en el pensamiento filosófico de nuestra civilización y ese es el ataque constante por eso la guerra psicológica se hace contra el alma humana que al final es la depositaria del último reducto de la libertad, que los griegos llamaron el libre albedrio.


Usted afirma que muchos no se dan cuenta que están siendo afectados por la publicidad subliminal.

Claro, esa es la trampa. Están participando, te hacen participe del teatro para que no te des cuenta de la trampa.

Como nos ha pasado a nosotros, no sé como lo han vivido ustedes, pero aquí en España, durante la pandemia, la falsa pandemia de la OMS, ha habido una polarización muy fuerte de la sociedad y ha habido una persecución a aquellos ciudadanos que por un motivo a causa de salud íntima que no tienen por qué compartir o por criterio de información que ellos tengan pues han decidido seguir protocolos sanitarios, y han sido perseguidos en televisión.

Ya hay dos periodistas que se han sentado en el banquillo porque han sido sentados en el banquillo por el delito de odio contra los no vacunados. Porque el periodista tiene que investigar y además el periodista tiene que respetar la libertad porque uno de los derechos básicos del periodismo es la libertad: “Aquí te traigo la información”, pero de lo que he trabajado e investigado y ahora tú, en tu libertad decides.

Cuando eso ya no ocurre y te conviertes en la persona que persigue a un ciudadano, por el motivo que sea, pasas a formar parte de la policía del pensamiento de Orwell ¿eres periodista o eres policía? A ver qué pasa con estos juicios.

¿Qué peligros hay en el futuro? ¿En qué momento las personas van a dejar de ser libres?

Eso ya lo estamos viviendo porque después de la propaganda, de los abusos del poder que han cometido durante la falsa pandemia, de cómo hemos perdido la libertad y cómo nos han obligado a cerrar nuestros negocios a confinarnos en casa, lo sanos (que esto no ha ocurrido en la historia de ninguna enfermedad) se han encerrado en casa mientras que los negocios se arruinan y esto con la convivencia y complicidad del gobierno con protocolos sugeridos por la rescisión gubernamental de la salud.

Después de este paso que hemos dado, sin que nos demos cuenta ya estamos en una dictadura. En Europa te puedo asegurar que los países de este gobierno hay una dictadura, porque cuando no hay una libertad de prensa, cuando solamente hay una sola voz ya hay dictadura. Europa ya no es un continente libre, la unión europea no es un continente libre.

Los instrumentos de la inteligencia artificial que nos trae la cuarta tecnología, la cuarta revolución tecnológica les da a ellos una llave más para imponer el control totalitario y propio de los totalitarismos clásicos que vienen buscando.

Piñeda, el ex presidente de Chile, él ya hablaba de que el microchip iba a ser algo revolucionario, algo muy bueno y positivo porque además ya no solamente nos iba a quitar el problema de pensar, los algoritmos iban a pensar por nosotros, pero el presidente decía: “además van a poder sugerir pensamientos, te va a dictar sentimientos”. Imagínate, eso no sé si se podrá hacer, pero ese es el sueño de cualquier tirano a lo largo de toda la historia. Dictarte, hipnotizarte a través de un pequeño micrófono que llegará por ondas a ese sistema de captación…como si tuviéramos una antena aquí. El gran hermano te está hablando, te está sugiriendo y ya no eres un ser humano, eres un trans-humano que estamos en ese paso, en ese tránsito.

Ahora tenemos a Meta, esa realidad virtual, aumentada, ficticia, ese soma de la novela “Un mundo feliz”. Entras en el juego, te evade completamente y que realmente te invalida tu alma.

Estamos en ese tránsito, esa era de la genética, a revolución genética donde se corta, se cose, rediseña el genoma humano. Estamos adentrándonos en una época peligrosa y por lo tanto es más necesario, que nunca, estemos informados ahora.

 

lunes, 30 de septiembre de 2024

Palabras del Presidente de la Nación Javier Milei, en el debate general, del 79 Período de Sesiones, de la Asamblea General de Naciones Unidas, Nueva York, Estados UnidosA las autoridades de la Naciones

A las autoridades de la Naciones Unidas, a los representantes de los distintos países que le integran y a todos los ciudadanos del mundo que nos estén mirando, buenas tardes: para aquellos que no lo saben, yo no soy político, soy un economista, un economista liberal libertario, que jamás tuvo la ambición de hacer política y que fue honrado, con el cargo de presidente de la República Argentina, frente al fracaso estrepitoso, de más de un siglo de políticas colectivistas, que destruyeron nuestro país.

Este es mi primer discurso - frente a la Asamblea General de las Naciones Unidas - y quiero aprovechar para - con humildad - alertar a las distintas naciones del mundo sobre el camino que están transitando, hace décadas, y sobre el peligro que implica que esta organización fracase en cumplir su misión original.

No vengo aquí a decirle al mundo lo que tiene que hacer; vengo aquí a decirle al mundo, por un lado, lo que va a ocurrir si las Naciones Unidas continúan promoviendo las políticas colectivistas, que vienen promoviendo bajo el mandato de la agenda 2030, y, por el otro, cuáles son los valores que la nueva Argentina defiende. Quiero sí comenzar dando crédito, cuando el crédito corresponde. La organización de Naciones Unidas nace del horror de la guerra más cruenta de la historia global con el objetivo principal de que nunca volviera a ocurrir. Para eso la organización grabó en piedra sus principios fundamentales, en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Ahí se consignó un acuerdo básico, en torno a una máxima: que todos los seres humanos nacen libres e iguales, en dignidad y derechos.

Bajo la tutela de esta organización y la adopción de estas ideas - durante los últimos 70 años - la humanidad vivió el período de paz global, más largo de la historia, que coincidió – también - con el período de mayor crecimiento económico de la historia. Se creó un foro internacional, donde las naciones pudieran dirimir sus conflictos, a través de la cooperación, en vez de recurrir – instantáneamente - a las armas y se logró algo impensado: sentar de manera permanente a las cinco potencias más grandes del mundo, en una misma mesa; cada una con el mismo poder de veto, a pesar de tener intereses totalmente contrapuestos.

Todo esto no hizo que el flagelo de la guerra desapareciera, pero se logró - por ahora - que ningún conflicto escalara a proporciones mundiales. El resultado fue que pasamos de tener dos guerras mundiales, en menos de 40 años, que - en conjunto - se cobraron más de 120 millones de vidas, a tener 70 años consecutivos de relativa paz y estabilidad global, bajo el manto de un orden que permitió al mundo entero integrarse comercialmente, competir y prosperar. Porque donde entra el comercio, no entran las balas - decía Bastiat - porque el comercio garantiza la paz, la libertad garantiza el comercio y la igualdad ante la ley garantiza la libertad.

Se cumplió, en definitiva, lo que consignó el Profeta Isaías y se lee en el parque, cruzando la calle: "Dios juzgará entre las naciones y arbitrará por los muchos pueblos; forjarán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podadoras. Nación no tomará espada contra Nación; nunca más conocerán la guerra".

Esto es lo que ha ocurrido – mayormente - bajo la tutela de las Naciones Unidas, en sus primeras décadas, y por eso, desde esta perspectiva, estamos hablando de un éxito destacable, en la historia de las naciones que no puede ser soslayado. Ahora bien - en algún momento - y como suele ocurrir con la mayoría de las estructuras burocráticas que los hombres creamos, esta organización dejó de velar por los principios esbozados en su declaración fundante y comenzó a mutar. Una organización que había sido pensada – esencialmente - como un escudo para proteger el Reino de los Hombres se transformó en un Leviatán de múltiples tentáculos, que pretende decidir no sólo qué debe hacer cada Estado-Nación, sino también cómo deben vivir todos los ciudadanos del mundo. Así es como pasamos de una organización que perseguía la paz; a una organización que le impone una agenda ideológica a sus miembros, sobre un sinfín de temas, que hacen a la vida del hombre en sociedad.

El modelo de Naciones Unidas, que había sido exitoso, cuyo origen podemos rastrear, en las ideas del presidente Wilson, que hablaba de la "sociedad de paz sin victoria" y que se fundaba en la cooperación de los Estados nación, ha sido abandonado; ha sido reemplazado por un modelo de gobierno supranacional de burócratas internacionales, que pretenden imponerles a los ciudadanos del mundo un modo de vida determinado. Lo que se está discutiendo - esta semana, aquí, en Nueva York, en la Cumbre del Futuro - no es otra cosa que la profundización de ese rumbo trágico que esta institución ha adoptado. Así, la profundización de un modelo que - en palabras del propio secretario de las Naciones Unidas - exige definir un nuevo contrato social a escala global, redoblando los compromisos, de la Agenda 2030.

Quiero ser claro en la posición de la agenda argentina: la Agenda 2030, aunque bien intencionada en sus metas, no es otra cosa que un programa de gobierno supranacional, de corte socialista, que pretende resolver los problemas de la modernidad con soluciones que atentan contra la soberanía de los Estados Nación y violentan el derecho a la vida, la libertad y la propiedad de las personas. Es una agenda, que pretende solucionar la pobreza, la desigualdad y la discriminación con legislación que lo único que hace es profundizarlas. Porque la historia del mundo demuestra que la única manera de garantizar la prosperidad es limitando el poder del monarca, garantizando la igualdad ante la ley y defendiendo el derecho a la vida, la libertad y la propiedad de los individuos.

Ha sido precisamente la adopción de esa agenda, que obedece a intereses privilegiados; el abandono de los principios - esbozados en la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas - lo que tergiversó el rol de esta institución y la puso en una senda equivocada. Así, hemos visto cómo una organización, que nació para defender los derechos del hombre, ha sido una de las principales propulsoras de la violación sistemática de la libertad, como - por ejemplo - con las cuarentenas a nivel global durante el año 2020, que deberían ser consideradas un delito de lesa humanidad.

En esta misma casa que dice defender los derechos humanos, han permitido el ingreso, al Consejo de Derechos Humanos, a dictaduras sangrientas como la de Cuba y Venezuela, sin el más mínimo reproche. En esta misma casa que dice defender los derechos de las mujeres, permiten el ingreso, al Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, a países que castigan a sus mujeres por mostrar la piel. En esta misma casa – sistemáticamente - se ha votado en contra del Estado de Israel, que es el único país de Medio Oriente, que defiende la democracia liberal, mientras se ha demostrado - en simultáneo - una incapacidad total de responder al flagelo del terrorismo. En el plano económico, se han promovido políticas colectivistas que atentan contra el crecimiento económico; violentan los derechos de propiedad y entorpecen el proceso económico natural, llegando a impedirle a los países más postergados del mundo gozar libremente de sus propios recursos para salir adelante. Regulaciones y prohibiciones impulsadas precisamente por los países que se desarrollaron, gracias a hacer lo mismo que hoy condenan. Se ha promovido, además, una relación tóxica entre las políticas de gobernanza global y los organismos de crédito internacional, exigiéndole a los países más relegados que comprometan recursos que no tienen en programas que no necesitan, convirtiéndolos en deudores perpetuos para promover la agenda de las elites globales.

Tampoco ha ayudado el tutelaje del Foro Económico Mundial, donde se promueven políticas ridículas con anteojeras maltusianas - como las políticas de "Emisión Cero" - que dañan, sobre todo, a los países pobres. A las políticas vinculadas a los derechos sexuales y reproductivos, cuando la tasa de natalidad de los países occidentales se está desplomando, anunciando un futuro sombrío para todos. Tampoco la organización ha cumplido satisfactoriamente su misión de defender la soberanía territorial de sus integrantes, como sabemos los argentinos de primera mano, en la relación con las Islas Malvinas. Y llegamos, incluso, a una situación en la que - el Consejo de Seguridad - que es el órgano más importante de esta casa, se ha desnaturalizado, porque el veto de sus integrantes permanentes se ha empezado a utilizar, en defensa de los intereses particulares de algunos.

Así estamos hoy, con una organización impotente en brindar soluciones a los verdaderos conflictos globales, como ha sido la aberrante invasión rusa a Ucrania, que ya le ha costado la vida a más de 300.000 personas, dejando un tendal de más de un millón de heridos en el proceso. Una organización que, en vez de enfrentar estos conflictos, invierte tiempo y esfuerzo en imponerle a los países pobres qué, cómo y deben producir, con quién vincularse, qué deben comer y en qué creer, como pretende dictar el presente Pacto del Futuro. Toda esta larga lista de errores y contradicciones no ha sido gratuita, sino que ha redundado en la pérdida de credibilidad, de las Naciones Unidas, ante los ciudadanos del mundo libre y en la desnaturalización de sus funciones.

Por eso, quiero hacer una advertencia: estamos ante un fin de ciclo. El colectivismo y el postureo moral, de la agenda woke, se han chocado con la realidad y ya no tienen soluciones creíbles para ofrecer a los problemas reales del mundo. De hecho, nunca las tuvieron. Si la Agenda 2030 fracasó - como reconocen sus propios promotores - la respuesta debería ser preguntarnos si no fue un programa mal concebido de inicio, aceptar esa realidad y cambiar el rumbo. No se puede pretender persistir en el error redoblando la apuesta de una agenda que ha fracasado. Siempre ocurre lo mismo con las ideas que vienen de la izquierda: diseñan un modelo acorde a lo que el ser humano debería ser - según ellos - y cuando los individuos – libremente - actúan de otra manera, no tienen mejor solución que restringir, reprimir y coartar su libertad.

Nosotros - en Argentina - ya hemos visto con nuestros propios ojos lo que hay al final de este camino de envidia y pasiones tristes: pobreza, embrutecimiento, anarquía y una ausencia fatal de libertad. Todavía estamos a tiempo de apartarnos de ese rumbo.

Quiero ser claro con algo para que no haya malas interpretaciones: la Argentina, que está viviendo un proceso profundo de cambio, en la actualidad, ha decidido abrazar las ideas de la libertad; esas ideas que dicen que todos los ciudadanos nacemos libres e iguales ante la ley, que tenemos derechos inalienables otorgados por el Creador, entre los que se encuentran el derecho a la vida, la libertad y la propiedad. Esos principios, que ordenan el proceso de cambio, que estamos llevando adelante, en la Argentina, son también los principios que guiarán nuestra conducta internacional, a partir de ahora.

Creemos en la defensa de la vida de todos; creemos en la defensa de la propiedad de todos; creemos en la libertad de expresión para todos; creemos en la libertad de culto para todos; creemos en la libertad de comercio para todos y creemos en los gobiernos limitados, todos ellos.

Y como en estos tiempos lo que sucede en un país impacta rápidamente en otros, creemos que todos los pueblos deben vivir libres de la tiranía y la opresión, ya sea que tome forma de opresión política, de esclavitud económica o de fanatismo religioso. Esa idea fundamental no debe quedarse en meras palabras; tiene que ser apoyada en los hechos, diplomáticamente, económicamente y materialmente, a través de la fuerza conjunta de todos los países, que defendemos la libertad.

Esta doctrina de la nueva Argentina no es - más ni menos - que la verdadera esencia de la Organización de las Naciones Unidas, es decir, la cooperación de Naciones Unidas en defensa de la libertad. Si las Naciones Unidas deciden retomar los principios que le dieron vida y volver a adaptar el rol para el que fue concebida, cuenten con el apoyo – inclaudicable - de la Argentina, en la lucha por la libertad.

Sepan, también, que la Argentina no acompañará ninguna política que implique la restricción de las libertades individuales, del comercio, ni la violación de los derechos naturales de los individuos, no importa quién la promueva ni cuánto consenso tenga esa institución. Por esta razón, queremos expresar – oficialmente - nuestro disenso sobre el Pacto del Futuro, firmado el día domingo, e invitamos a todas las naciones del mundo libre a que nos acompañen, no sólo en el disenso de este pacto, sino en la creación de una nueva agenda para esta noble institución: la agenda de la libertad.

A partir de este día, sepan que, la República Argentina, va a abandonar la posición de neutralidad histórica que nos caracterizó y va a estar a la vanguardia de la lucha en defensa de la libertad. Porque - como decía Thomas Paine - "aquellos que desean cosechar las bendiciones de la libertad deben - como hombres - soportar la fatiga de defenderla".

Que Dios bendiga a los argentinos y a todos los ciudadanos del mundo, y que las fuerzas del cielo nos acompañen.

¡Viva la libertad, carajo!. Muchas gracias.
24 de setiembre de 2024