viernes, 28 de octubre de 2022

Se acerca Halloween: respondemos a las preguntas más frecuentes HALLOWEEN publicado el 27/10/22

Se acerca Halloween: respondemos a las preguntas más frecuentes
HALLOWEEN
publicado el 27/10/22

¿Cuándo comenzó esta extraña fiesta basada en calabazas vacías y sombreros de bruja? ¿Cuáles son sus verdaderos orígenes? ¿Por qué los estadounidenses comenzaron a celebrarlo? ¿Por qué algunos la definen como una fiesta de origen cristiano y otros la definen como una celebración satánica? Tratemos de averiguarlo juntos
Halloween se acerca rápidamente; e invariablemente desencadena una sensación de miedo en muchos padres, que les deja confundidos y vacilantes.

¿Debe una familia católica celebrar esta fiesta? ¿O tal vez los padres harían mejor en oponerse, prohibiendo a sus hijos participar en fiestas de disfraces?

Estas son, sin duda, preguntas legítimas y vinculadas a opciones educativas que cada familia decide. Pero para dar a nuestros lectores algunos elementos más sobre los que reflexionar, quizás sea útil despejar el campo de algunos malentendidos que muy a menudo surgen cuando hablamos de este tema.

En este artículo hemos recopilado las preguntas más frecuentes, tratando de darles una respuesta concisa pero precisa.

¿Cuáles son los orígenes de la fiesta de Halloween?
Ab illo tempore, incluso antes de que los monjes evangelizadores llegaran a aquellas tierras, las poblaciones celtas de las islas británicas acostumbraban a celebrar la noche del 31 de octubre, primer día del mes de Samhain.

Era principalmente una fiesta campesina: un Año Nuevo agrario que marcaba oficialmente la entrada en los fríos meses de invierno. Se le honraba comiendo hasta saciarse (aprovechando que en aquella época se sacrificaba el ganado que no estaba destinado a pasar el invierno); y era divertido pasar la noche alrededor del fuego, contando historias de aventuras y sutilmente aterradoras.

En el folclore de la época estaba muy extendida la idea de que esa noche ocurrían milagros increíbles. Las hadas y los duendes invadían el mundo de los vivos, provocando pequeñas burlas o desatando amenazas reales. Al mismo tiempo se rumoreaba que incluso las almas de los muertos podían regresar a la tierra por algún tiempo; en forma de presencias benévolas y acogedoras que visitaban los hogares de sus familiares aún vivos y fortalecían ese vínculo nunca roto que los unía a ellos.

¿Cuál es el verdadero significado de Halloween?
A la luz de lo que acabamos de decir, no sorprenderá saber que estas celebraciones ejercieron una gran fascinación en los evangelizadores que llegaron a las Islas Británicas en los primeros siglos después de Cristo.

Este corpus de costumbres fue reinterpretado en clave de purgatorio: con algunas correcciones teológicas menores aquí y allá, el culto druida a los muertos se prestaba bastante bien para ilustrar la idea cristiana de una comunión entre vivos y muertos.

No es casualidad que hacia mediados del siglo VIII, el Papa Gregorio III decidiera fijar la fecha en la que proponer a los fieles la conmemoración de todos los santos (y de todas las almas de los difuntos, al día siguiente) , precisamente el 1 de noviembre.

Originalmente, la fiesta de «todos los santos» (o más bien «de todos los mártires», como se llamaba entonces) se celebraba cada 13 de mayo en la diócesis de Roma. Pero, habiendo tomado la decisión de extender esa fiesta a toda la cristiandad, al Papa le gustó la idea de superponerla a la fecha en que, en las diócesis más al norte, ya se estaban celebrando.

Incluso etimológicamente, el término «Halloween» es la contracción de «All Hallows’ Eve», es decir, «la víspera de la fiesta de Todos los Santos»; y muchos Misales impresos en el área anglosajona antes de la reforma del Concilio Vaticano II usaban explícitamente el término «Misa de Halloween» para indicar las celebraciones litúrgicas que se llevaban a cabo en la noche del 31 de octubre.

¿Por qué se tallan calabazas?
Si nos damos cuenta, las calabazas que tallamos para Halloween no son abstractas e impersonales: tienen un nombre, el de Jack-o’-Lantern. Entonces, ¿quién era este Jack?

El nombre está tomado de una leyenda, muy popular en el área irlandesa, que presenta a Jack como una mala persona: perjuro, mentiroso, tramposo, ladrón, estafador. Admirado por tal personaje, hasta Satanás un día quiso ir a su encuentro en persona para estrecharle la mano; y Jack aprovechó la oportunidad para desafiarlo a un juego de dados.

Ganó, por supuesto, ya que estaba haciendo trampa; tras lo cual, orgulloso de sí mismo, el hombre recibió de Satanás el premio que había pedido en caso de victoria. Es decir, la promesa de que el diablo nunca reclamaría el alma de Jack para el Infierno, cuando el hombre exhalara su último aliento.

Arrullado por esta reconfortante perspectiva, Jack llevó una vida de libertinaje total y murió sin siquiera una sombra de arrepentimiento, orgulloso del plan que había tramado.

Un plan que, sin embargo, tenía un gran fallo. Es cierto que Satanás nunca reclamó el alma de Jack, pero esto ciertamente no significaba que las puertas del Cielo se abrieran para él. Y ni siquiera el Purgatorio se consideró una opción viable, debido a la enorme cantidad de pecados graves que el hombre había cometido en vida, sin arrepentirse.

Desde ese día – dice la leyenda– el alma de Jack vaga inquieta por la tierra, iluminando su eterno andar con la débil llama; rechazado por el Infierno y, sin embargo, incapaz de ganarse una salvación que no merecía.

Una leyenda sobre el Purgatorio, que a menudo se contaba en las noches de Halloween en la muy católica Irlanda; y que los inmigrantes irlandeses traían consigo cuando se mudaban a Estados Unidos. Al otro lado del océano, la leyenda se mezclaba con la (ya presente) costumbre de tallar calabazas con diversos motivos geométricos, para hacer bonitos faroles que se exhibían frente a las casas durante todo el período otoñal.

Así, a fines del siglo XIX, nació la moda de tallar calabazas, dándoles la forma del rostro dolorido de Jack, furioso consigo mismo por su tonta presunción. Nació Jack-o’-Lantern.

¿Qué tienen que ver las brujas y Halloween?
Muy poco, en realidad. Algunos historiadores han querido ver el primer eslabón en un juicio por brujería prohibido en 1590 en la ciudad escocesa de North Berwick; durante el cual, un grupo de mujeres fue acusada de haber hecho un maleficio para que naufragara el barco en el que viajaba la reina Ana de Dinamarca, que iba a Escocia para reunirse con su esposo, el rey James.

De hecho, algunas de las acusadas ​​confesaron bajo tortura que habían hecho el maleficio, y que lo habían hecho en la noche del 31 de octubre; pero esto, en realidad, es un testimonio aislado. Es decir: en su momento, la asociación entre Halloween y las artes ocultas no estaba marcada. Y no lo estará hasta varios siglos después (si acaso, la del 31 de octubre era «la noche de los fantasmas», más que «la noche de las brujas»).

La tendencia de acercar Halloween con el mundo de lo oculto empezó a extenderse en los Estados Unidos del siglo XIX; cuando las familias comenzaron a celebrar la velada del 31 de octubre con pequeños juegos a medio camino entre una broma y un truco de magia. Por ejemplo, a muchas muchachas en edad casadera se les permitía trasnochar porque se creía que quien se mirara en un espejo a las doce de la noche podría ver por un momento en el reflejo el rostro de su futuro marido.

Es inevitable que estos pequeños «hechizos caseros» hayan acabado cimentando la asociación entre Halloween y el mundo de lo oculto. Una asociación que, a lo largo del siglo XX, se habría ido desarrollando cada vez más. También gracias al cine y al auge de la industria del terror de los años 60; que empezó a aprovechar el aniversario del 31 de octubre para lanzar nuevas películas dedicadas a zombis, vampiros, hombres lobo, etcétera.

¿Cómo nació «truco o trato»?
En Italia, muchos señalan (y con razón) que siempre han existido tradiciones similares al truco o trato. Se mencionan con frecuencia las animeddas de la tradición sarda: pequeñas procesiones formadas por niños que vestían disfraces de fantasmas; y que, en los días previos al 2 de noviembre, iban de casa en casa pidiendo dinero.

El propósito, en teoría, era recolectar ofrendas para celebrar una Misa de difuntos en la parroquia; en la práctica, era muy raro que estas pequeñas animaddas dispuestas se fueran sin haber recibido un pequeño dulce ofrecido amablemente por una tierna ama de casa.

[En Portugal existe una tradición parecida: En Portugal, el 1 de noviembre, los niños salen a la calle y se reúnen en pequeños grupos para pedir el Pão-por-Deus, una especie de pastel. En España existen tradiciones parecidas con frutos secos – la Chaquetía extremeña, por ejemplo – N. del T.]  

Pero el truco o trato al estilo estadounidense en realidad tiene un origen diferente. Tiene sus raíces en el contexto de fuertes tensiones sociales que animó a Estados Unidos en los años de la crisis dada por el desplome de Wall Street.

En muchas ciudades, pequeñas bandas de adolescentes problemáticos habían tomado la mala praxis de explotar la noche de Halloween para dar lugar al vandalismo descarado de las propiedades de los vecinos más adinerados, desahogando así su malestar.

Parece ser que, en 1938, la periodista estadounidense Doris Hudson-Moss se enfrentó abiertamente a uno de estos matones, que se acercaba amenazadoramente a la puerta de su casa. En vez de ahuyentarlo, le propuso entrar a su casa y le ofreció un pastel… el cual el niño devoró de dos bocados, tal era su hambre. Luego se escapó, y pronto regresó con unos amigos que recibieron el mismo trato de Doris.

Al final de la noche de Halloween, la casa de la reportera fue la única en todo el barrio que no sufrió señales de vandalismo. En 1939, Doris relató su experiencia en la revista femenina American Home, invitando a todas las amas de casa de América a seguir su ejemplo… y así lo hicieron. Así nació la tradición del «truco o trato».

¿Es cierto que ese día es el cumpleaños del diablo?
No, por Dios. Entre otras cosas, no parece que en veinte siglos de historia cristiana los teólogos hayan dedicado alguna vez un esfuerzo particular a indagar la fecha en que Satanás apaga las velas del pastel; dado que los demonios (obviamente) no tienen cumpleaños.

La definición de Halloween como cumpleaños del diablo fue acuñada en 1986 por Jack T. Chick, dibujante evangélico vinculado al mundo del fundamentalismo cristiano protestante; quien utilizó su arte para advertir a los jóvenes sobre los peligros de las graves plagas que amenazaban a la sociedad.

Entre los más temibles, en opinión de Chick, estaban el feminismo, el catolicismo y la teoría darwiniana de la evolución; pero el autor también estaba moderadamente obsesionado con la idea de complots satánicos que intentaban engañar a niños inocentes; y creía que podía ver uno en las celebraciones «para niños» del tradicional Halloween estadounidense [que no existía en la época de las colonias, sino que introdujeron los inmigrantes católicos irlandeses hacia 1840, n. del t.].

En la visión de Chick, incluso una calabaza tallada y un disfraz de bruja se convirtieron en bienvenidos homenajes a Satanás: una teoría que el dibujante expresó en el cómic The Trick; fue el primer autor en asociar la noche de Halloween con un improbable cumpleaños demoníaco.

Que efectivamente haya grupos dedicados al ocultismo que se reúnan el 31 de octubre para realizar sus rituales: eso es otra cosa. Pero, por desgracia, estos rituales tienen muy poco que ver con las galletas en forma de calabaza y las fiestas temáticas de Harry Potter. Hay algunas cosas aterradoras que realmente suceden en la noche de Halloween; pero tal vez sea bueno distinguirlas de las tradiciones más inocentes, para evitar distraerse con errores peligrosos.

Halloween: una festividad tan católica que fue prohibida por reformadores protestantespublicado el 28/10/22

Halloween: una festividad tan católica que fue prohibida por reformadores protestantes
publicado el 28/10/22
Increíble pero cierto: Enrique VIII, Eduardo VI e Isabel I de Inglaterra sintieron la necesidad de prohibir por ley las celebraciones populares que, ya entonces, se celebraban la noche del 31 de octubre. Lo hicieron porque la fiesta les parecía fuertemente irreligiosa, pero no por las razones que pensamos hoy: para los reformadores protestantes, Halloween daba miedo... ¡porque era demasiado católico!
En la Inglaterra moderna temprana, los libretos conocidos con el nombre de Festyvall gozaron de una gran difusión. Eran algo muy parecido a los almanaques de nuestra tradición local: panfletos que contenían un listado de las principales fiestas populares, con sugerencias concisas sobre la mejor manera de celebrarlas.

Ni que decir tiene: después de siglos, los Festyvall se han convertido en un preciado tesoro para los historiadores, que de esas páginas amarillentas extraen testimonios de enorme valor sobre la vida cotidiana en el pasado.

Bueno: en un Festyvall impreso en Londres en 1511, leemos textualmente que «in olde tyme good people wolde on All Halowen daye bake brade and dele it for crysten soules»(antiguamente, la gente buena se dedicaba el día de Halloween a hornear pan y entregarlo para las almas cristianas). Es decir: en la antigüedad, el día de Todos los Santos, la gente buena horneaba pan y se lo daba a las almas cristianas.

Una información sumamente interesante; y por más de una razón. En primer lugar, esta nota nos da testimonio de que, en Inglaterra en 1511, ya existía una fiesta de All Halowen, conocida por toda la población y evidentemente de larga data, según aquella referencia a las celebraciones de «tiempos antiguos». En segundo lugar, las páginas del Festyvall nos dicen que este aniversario tuvo una dimensión innegablemente cristiana, ligada a la piedad por los difuntos.

El Halloween católico de antaño
El folleto de 1511 no es el único testimonio en apoyo de las afirmaciones que acabamos de hacer. De lo contrario.

En sus estudios (citados al pie de este artículo, para quienes deseen ampliar su conocimiento), los historiadores Linda Morton y Nicholas Rogers enumeran un sinfín de fuentes de época; capaces de brindarnos un cuadro vívido y detallado de las modalidades con las que la fiesta se celebraba en las Islas Británicas, entre la Baja Edad Media y las primeras décadas de la Edad Moderna.

Por ejemplo, numerosos escritos del siglo XVI dan testimonio de la extendida tradición de hacer sonar las campanas de las iglesias en la noche del Día de Todos los Santos.

¿Propósito de todo ese ruido? Para mostrar el camino a casa a las almas de los muertos; que, según el folclore de la época, obtuvieron permiso de Dios para regresar a la tierra en esa bendita noche, para visitar las casas de sus familiares.

Por la misma razón (es decir, para iluminar el camino de estas almas errantes), los habitantes de Gales tenían lámparas encendidas en los alféizares de sus ventanas; en Escocia y en las regiones del norte de Inglaterra se prefería encender grandes hogueras en la plaza del pueblo o en el campo que rodeaba los pueblos. ¡Las almas de los muertos sin duda habrían apreciado este brillante comité de bienvenida!

Presencias benévolas, no aterradoras
Advertencia: no estamos hablando de fantasmas inquietos y amenazantes. En el folclore de la época, estas almas errantes eran vistas como presencias benévolas y bienvenidas, cuya visita era esperada y entendida como una comunión entre vivos y muertos que perduraba incluso más allá de la muerte.

Para recibir dignamente a aquellos visitantes del Inframundo, se limpiaban las casas y se ponían las mesas con pequeñas ofrendas de comida: incluidos esos panecillos recién horneados que comentábamos al principio.

Durante el día 31 de octubre, muchos de esos pequeños panes habían sido repartidos a los pobres; a cambio de la promesa de rezar una oración por los difuntos de la familia del benefactor. Por la noche, los bocadillos restantes se colocaron simbólicamente en la mesa «para los muertos de la familia»; para subrayar también de esa manera el afecto y la unión que aún los unía a los vivos.

¿Supervivencia de cultos paganos arcaicos, como a menudo se ha especulado?

Posible; de hecho muy probable. Pero una cosa es cierta: si estamos ante un proceso de cristianización de una práctica de origen pagano, este proceso ya había llegado a su plenitud cuando los cronistas del siglo XVI dieron testimonio de estas celebraciones.

En su ingenua sencillez, las costumbres que se habían desarrollado en la víspera de la Noche de Todos los Santos tenían el poder de recordar incluso conceptos teológicos complejos: por ejemplo, el hecho de que la comunión entre los vivos y los muertos es real y no se rompe.

Y que sí es importante tener en el corazón el destino de los muertos, porque muchas cosas se pueden hacer en la tierra por los que están en el Purgatorio (… aunque las hogueras, las campanas y los panes sobre la mesa obviamente tienen un mero valor simbólico) .

Cuando Halloween realmente empezó a asustar: los reformadores protestantes
Es difícil no captar significados profundamente cristianos en estas antiguas prácticas folklóricas.

Diré más: es difícil no captar en ellos enseñanzas profundamente católicas; y de hecho, a partir del siglo XVI, los detractores más furibundos de All Halowen Daye fueron los reformadores protestantes, anglicanos y calvinistas.

Las tradiciones populares que se hacían esa noche y que implicaban, de hecho, la existencia de un más allá conforme a lo predicado por los católicos, les parecieron preocupantemente papistas. De hecho, los reformadores actuaron con dureza en un intento de suprimir estas prácticas; incluso a costa de prohibirlas por ley: una idea que vino a la mente de Thomas Cranmer por primera vez en los años inmediatamente posteriores a la división entre Enrique VIII y la Iglesia de Roma.

En 1546, Cranmer propuso al rey que las campanas nocturnas fueran prohibidas por ley en la noche de Halloween; en ese momento Enrique VIII vaciló, temiendo enemistarse con la población con un ataque directo a tan querida costumbre. Y se limitó a desalentar enérgicamente esa práctica. Pero su heredero, Eduardo VI, se mostró menos reacio y, en 1548, prohibió oficialmente (¡por ley!) las campanadas nocturnas del 31 de octubre.

Las celebraciones populares de Halloween resurgieron bajo el breve reinado de María Tudor, «la católica»; pero fueron nuevamente abolidas por ley (y esta vez definitivamente) tan pronto como Isabel I llegó al poder en 1559.

Multas y persecuciones
Y aunque las costumbres de Halloween permanecieron intactas en la muy católica Irlanda, Escocia también se había alineado mientras tanto con la tendencia; prohibiendo, a partir de 1555, cualquier forma de celebración pública en la noche del 31 de octubre.

Al menos de inmediato, todo este esfuerzo no sirvió de mucho. Es indicativo el gran número de multas impuestas a los campaneros; a quienes evidentemente no les preocupaba quebrantar la prohibición. Eran muy frecuentes a lo largo de los años 60 del siglo XVI, testimoniando una tradición de que las autoridades evidentemente no podían limitarse a socavar. Las sanciones soportadas por los ciudadanos continuaron registradas en los archivos durante al menos veinte años.

Pero, sobre todo, a pesar de los esfuerzos del legislador, sobrevivieron aquellas tradiciones que los ciudadanos llevaban en la intimidad de sus hogares; y que, por razones obvias, eran más difíciles de sancionar.

En Gales, la costumbre de iluminar las ventanas de las casas con una lámpara la noche del 31 de octubre está atestiguada hasta el siglo XIX. En muchas zonas de Inglaterra, la antigua costumbre de encender hogueras en la víspera de Todos los Santos había tomado el nombre de Teanlay (quién sabe por qué): una tradición que aún estaría muy viva en 1738, según escribió ese año, y con desaprobación, Gentleman’s Magazine.

La hermosa tradición de dar pequeños panecillos dulces a los mendigos también se conservó durante mucho tiempo. Formalmente, el regalo ya no estaba condicionado a la petición de oraciones por las almas de los muertos; pero el nombre mismo de esa costumbre (souling) para mantenerse allí, elocuentemente, como un bochornoso recordatorio de las razones que al principio animaron estos actos de caridad.

La fiesta sí perdió el sentido
Eso sí: casi quinientos años nos separan del lejano día en que los reformadores protestantes odiaban Halloween, dando pie a una batalla inagotable para que esta festividad cayera en desuso. Es verdad que no lo consiguieron del todo… pero evidentemente lo consiguieron en gran parte, acabando por desvirtuar su sentido; privándola de todos aquellos elementos que en un principio le daban razón de ser.

Las almas benevolentes del purgatorio, esperadas con tanto cariño, se han convertido ahora en fantasmas amenazantes; y las lámparas que en su día se encendieron en su honor se han convertido en banales adornos.

Pero los orígenes católicos de Halloween (o más bien: de aquel día de Todos los Santos que asustó a los reformadores protestantes) son innegables. Y con luminosa claridad, para cualquiera que consulte detenidamente las fuentes antiguas. Y probablemente será útil recordar este detalle, especialmente entre los católicos.

martes, 18 de octubre de 2022

ETNIA INDIGENA "NIVACLÉ". FORMOSA,ARGENTINA

REFERENTES NIVACLÉ PRESENTARON DOCUMENTACIONES PARA SER RECONOCIDOS COMO LA CUARTA ETNIA INDÍGENA EN LA PROVINCIA

Referentes de cinco comunidades del pueblo Nivaclé en Formosa presentaron este sábado ante el Instituto de Comunidades Aborígenes (ICA) las documentaciones exigidas por la ley para poder ser reconocidos como la cuarta etnia en la provincia, y sumarse así a los Qom, Pilagá y Wichí, que cuentan con representantes ante el organismo provincial.

Los representantes de las cinco comunidades Nivaclé que habitan distintos lugares de la provincia estuvieron acompañados por el referente de la Asociación para la Promoción de la Cultura y el Desarrollo (APCD), Leonardo Dell’Unti, quien asesoró a los dirigentes comunitarios a cumplir con todos los pasos legales y administrativos para poder realizar la presentación.

jueves, 13 de octubre de 2022

MUJER, TUS MODAS INDECENTES ME CRUCIFICAN NUEVAMENTE

MUJER, TUS MODAS INDECENTES ME CRUCIFICAN NUEVAMENTE
¡Oh, mujer, mírame a Mí, flagelado y coronado de espinas! ¡Contempla mis llagas y mis heridas..! Después, escucha y reflexiona.

Durante mi vida terrenal viví como manso cordero. Fui al Calvario sin abrir la boca.

Traté con dulzura a la Samaritana y se convirtió. Conmoví el corazón de María Magdalena, la pecadora, e hice de ella una predilecta y una Santa.

Al cruzar las calles de Palestina, pronunciaba palabras de luz, de paz y de amor. Mis enseñanzas eran dulces como la miel.

Pero un día, al echar una mirada Divina sobre todos los siglos, viendo cómo el mal inundaba impetuoso a todo el mundo y ultrajaba mis templos, pronuncié palabras de fuego: “¡Ay del mundo por los escándalos!… ¡Ay de quien escandaliza!… Sería mejor que se le atara una piedra de molino al cuello y se le arrojara al mar”.

Quien pronuncia este “¡Ay!” es un Dios abandonado por muchos sacerdotes, religiosas y seglares que no viven realmente lo que Yo les prediqué. Soy Yo, Jesús, el que sufrió tanto para salvar a las almas. Soy Yo, el Juez Supremo de la Humanidad. De esa humanidad, que entre otros pecados me crucifica nuevamente con sus modas indecentes. Yo, que pronuncio la sentencia eterna para cada alma: o paraíso, o infierno.

Reflexiona, mujer que sigues la moda licenciosa, y piensa con seriedad un momento sobre los graves escándalos que provocas a quienes te miran, te desean y te hieren con frases groseras a causa de tus ropas ajustadas, transparentes, escotadas y cortas.

Oh, mujer, ¿por qué ultrajas mis templos haciendo exhibición de tu cuerpo?

¿Por qué sólo te ocupas por agradar y tentar a los hombres?

¿Por qué transformas mi Casa de Oración en una sala de anatomía donde abundan cabezas, troncos, extremidades y hasta la marca de tu ropa interior?

Mis templos son profanados a causa de tus ropas sensuales y provocativas.

Dime, mujer, ¿dónde están tus virtudes? Tu pudor, tu modestia, tu humildad, ¿dónde están?

Tus modas que tanto tientan, ¿son distintas a las de una atea? ¡No, en absoluto! Puedes ilusionarte tú misma diciendo: “¿Qué mal hay en seguir esta moda? Las demás mujeres también lo hacen… y hay sacerdotes que no lo prohíben y hasta lo aceptan”.

Esta ilusión es para ti, pero la realidad es otra bien distinta. La conducta incorrecta de tantas mujeres, aún cristianas, no justifica la mala conducta propia.

Si las demás mujeres se quieren condenar siguiendo lo que el mundo les predica, ¿por qué te has de condenar tú?

Todos los pecados que provocas con tus pantalones, shorts, minifaldas, blusas y vestidos transparentes y escotados, ombligos y espaldas descubiertas, fuera y dentro del Templo, son imputables a quienes te miran, pero más que todos son imputables a ti, que eres la causa voluntaria.

Yo, Legislador Divino, dije: “Si alguien mira a una mujer con malicia, ya pecó en su corazón“.

La moral que Yo enseñé es una, inviolable y eterna, mientras que las modas son muchas. Mi Iglesia no tiene modas. El mundo las tiene todas.

Si realmente me amas, debes seguir mi vida llena de abnegación y sacrificio. Por lo tanto debes abandonar las modas que atentan contra la moral y la fe.

Angosta es la puerta que conduce al cielo y ancha la que lleva al infierno. La mayoría elige esta última.

Estar contra la modas indecentes y no usarlas es muy difícil y se necesita mucho amor hacia Mí para no dejarse arrastrar por ellas.

Hombres y mujeres se preocupan más en seguir el último grito de la moda, que en imitar mi vida llena de austeridades.

Yo fui enviado al mundo no para hacer mi Voluntad, sino la de Aquél que me envió.

Tú fuiste enviada al mundo no para vivir, hacer y usar lo que a ti te dé la gana, sino para realizar mi Santa Voluntad.

O estás Conmigo, o estás contra Mí.

O estás Conmigo, o estás con las modas faltas de pudor.

Lo que elijas te dará la eternidad de mi gloria o la eternidad de las penas.

Cuando la muerte te arranque de este mundo lleno de vanidades y de lujos sin razón y llegues ante mi Presencia para ser juzgada, viendo los pecados que los hombres cometieron al mirar tu cuerpo escasamente cubierto, tú misma quedarás avergonzada. ¿Qué pretextos podrás presentarme? ¡Ay de ti, mujer, por tus escándalos! ¡Ay de ti, que perdiste el pudor y la vergüenza! ¿Por qué obras así? ¿Por qué me crucificas nuevamente con los clavos de tu inmodestia?

Cuando en forma irrespetuosa me recibes en la Comunión, cuánta amargura siento al entrar a tu cuerpo que es motivo de tantos pecados en los hombres y mal ejemplo a las pocas mujeres que tú con desdén y desprecio llamas “anticuadas”.

Te aseguro que muchas de esas “anticuadas” están Conmigo, mientras que muchas modernas sin pudor están “gozando” en los infiernos.

Los matrimonios que se celebran también abofetean mi Rostro, cuando las novias y madrinas se acercan al altar medio desnudas, al igual que muchas de sus amistades.

Tienen una hipocresía tal, que aún semidesnudas llevan colgada al cuello una hermosa cruz metálica, signo de su “gran catolicidad”.

La verdad es que son sepulcros blanqueados. Llenas de lujo por fuera y… vacías de humildad y caridad por dentro.

¡Ay, ay, ay de todos aquellos sacerdotes que temen o no quieren prohibir que pisoteen y profanen mis Templos con las desnudeces de las modas!

Muchos de ellos se dejan seducir por sus presencias y no quieren ser rigurosos en el cumplimiento de sus deberes.

Yo fui traicionado por un falso apóstol. Y hoy, hay falsos sacerdotes, religiosas y seglares que en forma clandestina están trabajando para destruir mi Iglesia.

Falsean mi doctrina permitiendo de todo y creando un cristianismo fácil. En mis Templos se ven las cosas más profanas, por ejemplo: maquillajes, pelucas, joyas, amuletos, anteojos para sol, telas finas y escasas. Otros en cambio, se dedican a comer, fumar, conversar, dormir, estudiar, “flirtear”, curiosear, pasear admirando las obras de arte, etc., etc., etc., como si hubieran ido de pic-nic. ¡Pobre de ellos!

A mi Casa de Oración la están convirtiendo en lugar de pecado… y nadie sale en mi defensa.

Todos callan y huyen, nadie ve nada y me niegan como cuando me crucificaron.

Nadie se arriesga por Mí y todos se lavan las manos como Pilatos.

¿Dónde están los que darán su vida por Mí?

Si un político, un deportista o una artista les dice “hagan esto” o “usen aquello”, todos lo imitan. Yo, en cambio, les prometo el premio eterno si cumplen mis mandamientos y casi nadie hace caso de mis invitaciones.

¡Ay, ay, ay, de mis religiosas que en sus Instituciones y colegios no aconsejan a sus alumnas sobre la sana y correcta manera de vestir! ¡Ay, ay, de las monjas que adaptan sus vestimentas a las de las mujeres mundanas! Sus pecados están terminando con mi paciencia.

¡Ay, ay, de los padres y madres de familia que, siguiendo el ritmo inmoral de las modas, pervierten a sus hijos con el uso de las mismas y los hacen motivo de escándalos!

¡Ay, ay, ay, de todos aquellos seglares que no se animan a aconsejar con energía a tantos hermanos equivocados sobre la necesidad y obligación de abandonar las modas y acciones que desvirtúan mi Evangelio!

¡Ay, ay, ay, de todas aquellas personas que de una u otra manera fomentan, comercializan y permiten toda clase de desnudeces! Sé muy bien que quieren corromper a la mujer, para así con más facilidad destruir mi Iglesia, la familia y las patrias.

A todas las personas les digo: el responsable del pecado es quien lo hace, y quien tiene el deber de impedirlo y cobardemente no lo impide.

«Se toman severas medidas para luchar contra el hambre, las pestes, la pobreza y las impurezas de la atmósfera, pero se contempla, inclusive con complacencia, la contaminación de los espíritus» (Pablo VI).

Mi Justicia destruyó las ciudades inmorales de Sodoma y Gomorra. Peor será el castigo que tendrá lugar dentro de poco tiempo, según lo viene anunciando mi Santísima Madre en La Salette, Lourdes, Fátima y otros lugares.

Oh, alma, que vives en el fango moral, en la vida cristiana fácil, cómoda y libertina, sembrando por doquier la muerte espiritual. Mírame crucificado, medita sobre el infierno, en donde caen tantas almas que en un tiempo vivieron dándose todos los gustos, placeres, modas, diversiones, etc., etc. ¿Qué será de ti?

Oh, mujeres que cuando vivían eran halagadas, aplaudidas, admiradas, imitadas y perseguidas por tantos exhibicionismos de sus cuerpos: ahora, ¿quién se acuerda de ustedes? ¿Dónde están sus conquistas? ¿Dónde sus dineros, joyas y famas? ¿Dónde están las partes de su cuerpo que tanto mostraban?

Fuego eterno las consume, fuego que devora y no mata.

En cambio, las que aquí vivían modestamente, soportando agrias críticas y bromas hirientes por sus pudores y respeto hacia Mí, gozan para siempre de la eternidad de mi compañía y de la de María, mi Madre.

Si tu mano, tu pié, tu ojo o… tus modas, son motivo de escándalos, córtalos y arrójalos lejos de ti. Más te vale entrar sin ellos al Reino de los Cielos, que con los mismos al fuego eterno.

Quien teme y respeta a los hombres y a las modas más que a Mí, no es digno de Mí.

A todos los hombres y mujeres les digo: apártense de las modas ofensivas y pecaminosas aunque pierdan familia, amigos, dinero, fama y la misma vida.

A mis fieles Obispos, sacerdotes, religiosas y seglares los invito a que con prudente valentía, defiendan mi Causa y mis Templos del avasallamiento de las modas obscenas y vergonzosas. En caso contrario, el brazo de mi Divina Justicia caerá riguroso sobre todos ustedes, que tienen la obligación de dar testimonio de mi vida.

Bienaventurado quien escucha mis palabras y las pone en práctica.

SOURCE: IESUS CHRISTUS Nº 74