El Fortín Yunká, en el gran Chaco, fue escenario de un ataque de los indígenas que la historia conoce como “el último malón” y que impulsada por la indignación de los pobladores que clamaban por venganza, desató una sangrienta e indiscriminada represión que alcanzó a todas las tribus de esos territorios.
A fines del siglo XIX los indígenas de la Región Chaqueña, que incluía a la provincia de Formosa, habían sido sometidos y la mayor parte de las tierras que en el pasado les pertenecieron, fueron entregadas a los colonos para la explotación agrícola. En Formosa, cerca del río Pilcomayo y próximo a la frontera con el Paraguay se encontraba el fortín Yunká, un puesto militar que para 1919 estaba ocupado apenas por alrededor de veinte personas, entre soldados y sus familiares, al mando del sargento FERMÍN LEYES. Despojados de sus tierras, y por lo tanto de sus fuentes de sustento, era frecuente que algunos indígenas se acercaran al fortín para pedir algún alimento.
El 19 de marzo 1919, los centinelas vieron cómo un grupo de indígenas se reunían a unos 200 metros del Fortín y creyendo que venían, como lo hacían todos los días para pedir su ración diaria, descuidaron la vigilancia y sorprendidos vieron como el Fuerte era atacado, en lo que, según se supo después, fue el último y más sangriento malón indígena, que como postrer zarpazo del salvajismo vencido por la civilización, rubricaba trágicamente su trayectoria de siglos.
En el atardecer de esa fecha, un grupo de aborígenes paraguayos, presumiblemente “makás” (o curupíes), asaltó el Fuerte armados con macanas y cuchillos y mató a toda la guarnición y a los pobladores que se encontraban en el lugar, salvándose de la matanza solamente un soldado de apellido Barrios que había sido evacuado a Formosa, enfermo de malaria y dos niños.
Dos miembros de esa guarnición que habían estado de recorrida por las afueras, volviendo a la “Gran Guardia”, llegaron a la noche y se encontraron con la masacre. Con los niños sobrevivientes y testigos del vandálico suceso, dieron parte de lo ocurrido a las autoridades y días más tarde, llegó al Fortín el mayor ENRIQUE BOY al mando de un destacamento de caballería, para hacerse cargo de la situación.
Informado del hecho, hizo suya la indignación que dominaba y nublaba la razón de los pobladores de esos territorios. Dispuso que el teniente primero NARCISO DEL VALLE saliera en persecución de los culpables y a partir de allí, se desató una brutal e indiscriminada represión que duró tres meses y que alcanzó a “pilagaes”, “tobas”, “matacos” y “curupíes” por igual. A lo largo de la ribera del Pilcomayo, fueron asaltadas muchas poblaciones indígenas, a las que se prendió fuego sin previo aviso y fueron innumerables los actos de violencia que cubrieron de sangre y dolor a esos territorios, sin que jamás pudiera darse con los culpables de la masacre.
Después, pasado el tiempo, nació la leyenda: el cuerpo de la hija del sargento FERMÍN LEYES nunca fue encontrado y muchos años más tarde los pobladores de la región, hablaban de una hermosa mujer rubia, esposa de un cacique macá, que vivía en el corazón de la selva.
Hoy, ausentes la violencia y el terror en nuestras fronteras interiores, es necesario que se recuerde aquel triste acontecimiento, aunque sea sólo para rendir justo homenaje al valor y el sacrificio de aquellos anónimos colonos que poblaron nuestra pampa amenazada por el salvaje y a los heroicos defensores de la soberanía de la patria, que juntos, hicieron posible que hoy, la nación pudiera ejercer su soberanía en todo su territorio.
Porque ese día, el “Fortín Yunká” fue escenario de una de las peores masacres que identifican a la terrible lucha que debió emprenderse para hacer pie en los vastos territorios de nuestras fronteras con la Pampa y con el Chaco, dominadas por aborígenes, muchas veces influenciados por extraños habitantes de esas tierras y delincuentes que medraron al amparo de una justa pretensión invocada por sus auténticos y originales dueños.
Desde entonces, el Fortín Yunká pasó a llamarse “Fortín Sargento Leyes” en homenaje al mártir de esa sangrienta epopeya, que tuvo lugar en territorios hoy ocupados por la provincia de Formosa. “Que el polvo de la ingratitud y el olvido, no caiga jamás sobre hechos como este, sucesos trágicos de nuestra Historia, que como contrapartida exponen la prese ncia de tantos héroes y heroínas que con su sangres, hicieron posible nuestra existencia como Nación libre y soberana”
“En 1937, al cumplirse un nuevo aniversario de esta tragedia, se inauguró en la ciudad de Formosa, un monumento en memoria de los caídos en Yunká, puede leerse en la crónica que se publicó ese día: “en este acto estaba presente el soldado RAMÓN ENCISO, que había sido aquel niño a quien su madre salvó la vida, escondiéndolo debajo de la cama, antes de ser degollada. Montaba guardia sobre la tumba colectiva de las víctimas y donde su madre también estaba sepultada, permaneciendo impasible. Pero, cuando se citó a su padre, brillaron sus pupilas con orgulloso gesto y cuando se habló de las mujeres inmoladas, en sus manos tembló la carabina y dos lágrimas cayeron sobre la tumba (Los textos encomillados han sido extraídos de una nota de María Cristina Correa Viale, publicada en el diario La Nación).
A CONTINUACIÓN ALGUNOS PÁRRAFOS EXTRAIDOS DEL LIBRO “CALVARIO Y MUERTE” ESCRITO POR EL CAPITÁN NÉSTOR LUIS GOLPE, OBRA DONDE PALPITA EL CORAZÓN HERIDO DE TODOS AQUELLOS QUE SUFRIERON LAS CONSECUENCIAS DE LA BARBARIE.
“Después de la campaña del GENERAL ROCA, en la mal llamada “Conquista del Desierto”, vencido el cacique NAMUNCURÁ y demás huestes indígenas, para terminar con los malones del sur, se dio por finalizado el peligro y el país, paulatinamente fue olvidando sus temores, las poblaciones rurales se fueron extendiendo y la riqueza ganadera y agrícola del país, fue alcanzando su grandeza. El recuerdo de los malones iba quedando relegado a la historia y nada hacía prever su reaparición. Pero… como recuerdo que solía decir mi sabio abuelo, “el indio manso, sabe, donde la yugular queda” y el horror reapareció en aquel amargo y sangriento 19 de marzo de 1919”.
“El día 16 de marzo, el sargento 1º FERMÍN LEYES, llegaba con su familia a hacerse cargo del Fortín Yunká. Hacía poco que había ascendido y su designación de jefe del Fortín lo llenaba de satisfacción y alegría. Venían con él, su esposa y dos hijos. ¿Cómo podría suponer que esa satisfacción se convertiría en tragedia, tres días más tarde?”
“El día 19 el Fortín fue atacado por sorpresa, cuando sus escasos moradores estaban entregados a la siesta. Leyes fue degollado y tirado al pozo; su mujer y sus niños, también degollados y otras mujeres con sus niños, igualmente masacrados. A los niños, se los había tomado de las piernas y golpeados brutalmente contra los horcones del rancho. Nadie quedó con vida y “ni los perros se salvaron, muriendo seguramente en defensa de sus amos”. Pero, providencialmente, dos criaturas se salvaron: uno, de tres años, fue hallado llorando abrazado al cadáver de su madre, acostada en el catre y brutalmente degollada y lanceada; la pobre mujer, había alcanzado a esconder al niño debajo de la cama y no fue descubierto por los salvajes. Y la otra, fue una niña de 8 años, que se salvó, porque estaba en el monte juntando leña y que, al oír la gritería, tuvo miedo y se escondió. Por el terror, había perdido el habla, cuando la hallaron los dos soldados-estafetas que habían sido despachados al fortín de la Gran Guardia, dos días antes. A su regreso su desesperación fue terrible, al hallar también a sus propias mujeres e hijos, muertos”.
“Volviendo a la “Gran Guardia” con los niños sobrevivientes y testigos del vandálico suceso, dieron parte de lo ocurrido y el teniente primero NARCISO DEL VALLE, salió en procura de los culpables, que no pudieron ser hallados jamás”.
Mujer :un largo camino has recorrido y algo me dice que aún te faltan como cuatro décadas más.Solicita al Altísimo salud ,amor y una vejez de grandes enamoramientos.''YO''
domingo, 30 de septiembre de 2018
domingo, 16 de septiembre de 2018
La historia del desconocido “monumento a la coima”, único en el mundo y en plena 9 de Julio Por Alicia Panero
El nuevo libro del periodista Luis Gasulla, El negocio Político de la Obra Pública, rescata la historia del único monumento a la coima que existe en el mundo, la estatua del viejo edificio de Obras Públicas, hoy sede del Ministerio de Salud, en plena avenida 9 de Julio. Aunque está a la vista de todos, muy pocos conocen su existencia.
Siguiendo el hilo conductor de las estatuas del MOP, Gasulla -que contó con la colaboración de esta cronista y del periodista Juan Parrilla, de Infobae-, hilvana la historia de los negociados de la obra pública en Argentina a partir de la detención de José López en el Convento de General Rodríguez.
Dos estatuas, heladas, de piedra, sorprenden ubicadas en los vórtices de un edificio de Buenos Aires, una con un cofre en las manos y la otra con una mano extendida hacia atrás, pegada al cuerpo, con la palma hacia afuera, mirando hacia abajo, distraída o avergonzada, con un dejo de culpa. Probablemente sean ellas las que marcaron el sino de corrupción de la época de su emplazamiento, y de los tiempos que vendrían, aun muchos años después.
Algunos llaman a estas estatuas "el único monumento al soborno que existe en el mundo". Y es que la imagen que transmiten es brutal.
Reconstruir su historia no fue nada fácil, porque no hay una versión oficial y muy pocos historiadores han posado su curiosidad sobre ellas. De acuerdo a la versión más firme, fueron encargadas al artista Troiano Troiani, pero como un signo de los tiempos que vendrían, no figuran en el proyecto original del edificio ni en los planos ni en ningún archivo.
Entre las muchas curiosidades de la Ciudad de Buenos Aires y los misterios de la historia argentina, las estatuas representan una denuncia sutil, una alegoría de lo que pasaba en los años 30 con la obra pública, y una profecía de lo que sería la vida del país hasta nuestros días.
La silueta del viejo edificio de Obras Públicas de la Nación o MOP se destaca, imponente, en la avenida 9 de Julio. Hoy funciona allí el Ministerio de Salud. Fue concebido por el arquitecto Alberto Belgrano Blanco, pero llevado a cabo por su colega José Hortal, director nacional de Arquitectura en 1933.
Conocido hoy como el Edificio de Evita, este monumento al soborno que hay en él, la estatua con la mano extendida, no tiene precedentes en el mundo; la imagen de piedra, al acecho, en una esquina del segundo piso del edificio, simboliza el pago de coimas, signo lamentable de la historia de la obra pública en la Argentina. Gasulla lo eligió para la contratapa del libro.
El MOP fue transferido al Ministerio de Salud por decreto el 9 de marzo de 2010, durante la presidencia de Cristina Kirchner. El 26 de julio de 2011, la misma mandataria inauguró con un discurso el Mural de Evita, para el que había restaurado su fachada.
Ícono de Buenos Aires, primer rascacielos de la ciudad, con 93 metros de altura y 22 pisos, el Ministerio de Obras Públicas fue el lugar elegido para realizar la primera transmisión televisiva. Además, allí Eva Perón dio su inmortal discurso del "renunciamiento".
No hay razones para que esa estatua art decó esté ahí, ni certificaciones. Los artistas suelen dejar mensajes en sus obras y esta no sería una excepción. El mensaje en el antiguo edificio de Obras Públicas es de una claridad tal, que descubrirlo, con tanta agua corrida bajo el puente, sobre todo en los últimos 12 años, espanta como una profecía.
Por aquellos años se trazaba la avenida 9 de Julio, y el edificio en 1933 dificultaba el trabajo. Idas y venidas, incluso pago de "incentivos", intentaban acelerar la obra. Tal vez sea ese el motivo que dio origen a la leyenda de ese único monumento al soborno que se conoce en el mundo.
Y es que, observar detenidamente esa mano extendida en actitud de secreto, esos ojos torvos, con esa picardía tan argentina, pero también con esa culpa tan nuestra, plasman la tragedia que vendría.
El soborno, la coima, el sobreprecio, las empresas de los amigos, las empresas creadas para y por la obra pública de otros amigos, fueron el denominador común, de la desgracia política y social que nos exponen hoy, a la falta de infraestructura, la ausencia de educación y edificios escolares, la carencia de hospitales y salud. La culpa en los ojos de esa estatua, congelada en la piedra para sus contemporáneos y todas las generaciones que la sucedieron. Gasulla, en una completa investigación, revela una lectura apasionante sobre un complejo entramado de empresas y gobiernos.
El Ministerio de Obras Públicas fue cambiando desde su creación, pero aquella estatua de mirada torva sigue ahí hasta hoy, con su mano extendida, a la espera del retorno. En mayo de 2003, la cartera fue reinventada como Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, dependencia que estuvo a cargo, durante las presidencias de Néstor y Cristina Kirchner, de Julio De Vido, para quien siempre hubo una estatua inmóvil de ojos esquivos, con una mano extendida de palma externa.
Tras la asunción de Mauricio Macri, el ministerio no lleva el mismo nombre y sus actividades se reparten, entre el Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda, conducido por Rogelio Frigerio, y el Ministerio de Energía y Minería, a cargo de Juan José Aranguren.
Años y kilómetros para un ministerio del que depende la obra pública, cuyo fin y definición no son otra cosa que la que desarrolla el Estado con un objetivo social, esto es, para saciar las necesidades del pueblo, en cuanto a todo lo que es su bienestar, salud, educación, seguridad, vivienda, infraestructura de todo tipo, que cubran esas necesidades, rutas, caminos, obras hidráulicas, redes de gas, agua y cloacas. Porque ese dinero, que se fue en aquel soborno presagiado y petrificado por la estatua del MOP, el sobreprecio, la comenta, el "diezmo", el 15%, salieron de las entrañas de la sociedad que paga sus impuestos. Fondos públicos, que en muchos casos, han sido desviados.
Muchos actores, forman parte de la obra de Gasulla, El Negocio Político de la Obra Pública, que ha sido y es en nuestro país, la mayor caja, para la política, para el enriquecimiento, y para todo aquello que no ha sido satisfacer las necesidades de la gente.
Entre otros actores fundamentales, el libro destaca el rol de la Dirección Nacional de Vialidad, y la Cámara Argentina de la Construcción, que no escapan a la mirada de piedra de la estatua del MOP, que sostiene el cofre en sus manos.
Sí, Argentina cuenta con el único monumento al soborno que existe en el mundo. Pero debemos señalar también que la manera de recibirlo se fue diversificando en la última década: ni la mano de palma externa pegada al cuerpo, de una estatua, ni el cofre en el pecho de la otra, hubieran alcanzado para lo que se llevó la última década de signo kirchnerista.
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La profecía de piedra no dimensionó bolsos, bóvedas, cajas fuertes, ni agujeros en el piso de casas de funcionarios y conventos, que fueron necesarios desarrollar para almacenar la incalculable cantidad de dinero que se desvió a las arcas ilegales, mayoritariamente de la tan vapuleada obra pública.
El mensaje de las estatuas de Hortel, en el viejo edificio del MOP, ha trascendido aquella década del 30. Plantadas en un lugar emblemático, inhiestas, con los ojos clavados en esa mano que espera el retorno, son un signo de los tiempos y los actores descriptos. Un término único abarca todo: corrupción, obscena en los bolsos de José López, en el éxtasis por la caja fuerte de Néstor, en las cajas de seguridad de su hija Florencia; mortal en las tragedias de Cromagnon, Once y Castelar. Corrupción: irrespetuosa, en los éxitos hoteleros de la familia presidencial Kirchner, en los aviones, autos y casas lujosas de nuevos ricos funcionarios y empresarios. Este nuevo libro transita todos los caminos de los protagonistas, en la Ciudad de Buenos Aires y en la Nación, detalles, anécdotas, historias únicas, sostenidas por el hilo invisible de una cara de piedra. El origen es el mismo: los fondos públicos.



Siguiendo el hilo conductor de las estatuas del MOP, Gasulla -que contó con la colaboración de esta cronista y del periodista Juan Parrilla, de Infobae-, hilvana la historia de los negociados de la obra pública en Argentina a partir de la detención de José López en el Convento de General Rodríguez.
Dos estatuas, heladas, de piedra, sorprenden ubicadas en los vórtices de un edificio de Buenos Aires, una con un cofre en las manos y la otra con una mano extendida hacia atrás, pegada al cuerpo, con la palma hacia afuera, mirando hacia abajo, distraída o avergonzada, con un dejo de culpa. Probablemente sean ellas las que marcaron el sino de corrupción de la época de su emplazamiento, y de los tiempos que vendrían, aun muchos años después.
Algunos llaman a estas estatuas "el único monumento al soborno que existe en el mundo". Y es que la imagen que transmiten es brutal.
Reconstruir su historia no fue nada fácil, porque no hay una versión oficial y muy pocos historiadores han posado su curiosidad sobre ellas. De acuerdo a la versión más firme, fueron encargadas al artista Troiano Troiani, pero como un signo de los tiempos que vendrían, no figuran en el proyecto original del edificio ni en los planos ni en ningún archivo.
Entre las muchas curiosidades de la Ciudad de Buenos Aires y los misterios de la historia argentina, las estatuas representan una denuncia sutil, una alegoría de lo que pasaba en los años 30 con la obra pública, y una profecía de lo que sería la vida del país hasta nuestros días.
La silueta del viejo edificio de Obras Públicas de la Nación o MOP se destaca, imponente, en la avenida 9 de Julio. Hoy funciona allí el Ministerio de Salud. Fue concebido por el arquitecto Alberto Belgrano Blanco, pero llevado a cabo por su colega José Hortal, director nacional de Arquitectura en 1933.
Conocido hoy como el Edificio de Evita, este monumento al soborno que hay en él, la estatua con la mano extendida, no tiene precedentes en el mundo; la imagen de piedra, al acecho, en una esquina del segundo piso del edificio, simboliza el pago de coimas, signo lamentable de la historia de la obra pública en la Argentina. Gasulla lo eligió para la contratapa del libro.
El MOP fue transferido al Ministerio de Salud por decreto el 9 de marzo de 2010, durante la presidencia de Cristina Kirchner. El 26 de julio de 2011, la misma mandataria inauguró con un discurso el Mural de Evita, para el que había restaurado su fachada.
Ícono de Buenos Aires, primer rascacielos de la ciudad, con 93 metros de altura y 22 pisos, el Ministerio de Obras Públicas fue el lugar elegido para realizar la primera transmisión televisiva. Además, allí Eva Perón dio su inmortal discurso del "renunciamiento".
No hay razones para que esa estatua art decó esté ahí, ni certificaciones. Los artistas suelen dejar mensajes en sus obras y esta no sería una excepción. El mensaje en el antiguo edificio de Obras Públicas es de una claridad tal, que descubrirlo, con tanta agua corrida bajo el puente, sobre todo en los últimos 12 años, espanta como una profecía.
Por aquellos años se trazaba la avenida 9 de Julio, y el edificio en 1933 dificultaba el trabajo. Idas y venidas, incluso pago de "incentivos", intentaban acelerar la obra. Tal vez sea ese el motivo que dio origen a la leyenda de ese único monumento al soborno que se conoce en el mundo.
Y es que, observar detenidamente esa mano extendida en actitud de secreto, esos ojos torvos, con esa picardía tan argentina, pero también con esa culpa tan nuestra, plasman la tragedia que vendría.
El soborno, la coima, el sobreprecio, las empresas de los amigos, las empresas creadas para y por la obra pública de otros amigos, fueron el denominador común, de la desgracia política y social que nos exponen hoy, a la falta de infraestructura, la ausencia de educación y edificios escolares, la carencia de hospitales y salud. La culpa en los ojos de esa estatua, congelada en la piedra para sus contemporáneos y todas las generaciones que la sucedieron. Gasulla, en una completa investigación, revela una lectura apasionante sobre un complejo entramado de empresas y gobiernos.
El Ministerio de Obras Públicas fue cambiando desde su creación, pero aquella estatua de mirada torva sigue ahí hasta hoy, con su mano extendida, a la espera del retorno. En mayo de 2003, la cartera fue reinventada como Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, dependencia que estuvo a cargo, durante las presidencias de Néstor y Cristina Kirchner, de Julio De Vido, para quien siempre hubo una estatua inmóvil de ojos esquivos, con una mano extendida de palma externa.
Tras la asunción de Mauricio Macri, el ministerio no lleva el mismo nombre y sus actividades se reparten, entre el Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda, conducido por Rogelio Frigerio, y el Ministerio de Energía y Minería, a cargo de Juan José Aranguren.
Años y kilómetros para un ministerio del que depende la obra pública, cuyo fin y definición no son otra cosa que la que desarrolla el Estado con un objetivo social, esto es, para saciar las necesidades del pueblo, en cuanto a todo lo que es su bienestar, salud, educación, seguridad, vivienda, infraestructura de todo tipo, que cubran esas necesidades, rutas, caminos, obras hidráulicas, redes de gas, agua y cloacas. Porque ese dinero, que se fue en aquel soborno presagiado y petrificado por la estatua del MOP, el sobreprecio, la comenta, el "diezmo", el 15%, salieron de las entrañas de la sociedad que paga sus impuestos. Fondos públicos, que en muchos casos, han sido desviados.
Muchos actores, forman parte de la obra de Gasulla, El Negocio Político de la Obra Pública, que ha sido y es en nuestro país, la mayor caja, para la política, para el enriquecimiento, y para todo aquello que no ha sido satisfacer las necesidades de la gente.
Entre otros actores fundamentales, el libro destaca el rol de la Dirección Nacional de Vialidad, y la Cámara Argentina de la Construcción, que no escapan a la mirada de piedra de la estatua del MOP, que sostiene el cofre en sus manos.
Sí, Argentina cuenta con el único monumento al soborno que existe en el mundo. Pero debemos señalar también que la manera de recibirlo se fue diversificando en la última década: ni la mano de palma externa pegada al cuerpo, de una estatua, ni el cofre en el pecho de la otra, hubieran alcanzado para lo que se llevó la última década de signo kirchnerista.
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"Cristina Kirchner negoció la detención de Lázaro, era él o ella"
La profecía de piedra no dimensionó bolsos, bóvedas, cajas fuertes, ni agujeros en el piso de casas de funcionarios y conventos, que fueron necesarios desarrollar para almacenar la incalculable cantidad de dinero que se desvió a las arcas ilegales, mayoritariamente de la tan vapuleada obra pública.
El mensaje de las estatuas de Hortel, en el viejo edificio del MOP, ha trascendido aquella década del 30. Plantadas en un lugar emblemático, inhiestas, con los ojos clavados en esa mano que espera el retorno, son un signo de los tiempos y los actores descriptos. Un término único abarca todo: corrupción, obscena en los bolsos de José López, en el éxtasis por la caja fuerte de Néstor, en las cajas de seguridad de su hija Florencia; mortal en las tragedias de Cromagnon, Once y Castelar. Corrupción: irrespetuosa, en los éxitos hoteleros de la familia presidencial Kirchner, en los aviones, autos y casas lujosas de nuevos ricos funcionarios y empresarios. Este nuevo libro transita todos los caminos de los protagonistas, en la Ciudad de Buenos Aires y en la Nación, detalles, anécdotas, historias únicas, sostenidas por el hilo invisible de una cara de piedra. El origen es el mismo: los fondos públicos.




Fallece en Argentina el icono mundial de la lucha contra Monsanto y las fumigaciones Publicado: 7 sep 2018 20:50 GMT Fabián Tomasi trabajó durante años expuesto a las fumigaciones en un campo argentino, situación que le produjo polineuropatía, hasta que murió este viernes por la mañana.
El mayor símbolo de la lucha contra Monsanto, el sistema de fumigaciones y el uso del glifosato en Argentina, Fabián Tomasi, falleció este viernes por la mañana (hora local) a los 53 años tras padecer una polineuropatía severa, o la 'enfermedad del zapatero'. Los ambientalistas sostienen que aquella afección la contrajo trabajando en los campos fumigados de aquel país sudamericano.
El cuerpo alterado de Tomasi, reflejado en la portada del libro 'Envenenados', se convirtió rápidamente en un icono internacional para la lucha por el medio ambiente. La enfermedad que le causó el sistema de producción agrícola alteró sus músculos y también la forma de su cuerpo: "Soy la sombra del éxito sojero", le había expresado la víctima a La Voz en una entrevista.
Falleció Fabian Tomasi. En Basavilbaso, Entre Ríos. Historia clave de mi libro #Envenenados, los agrotóxicos minaron su salud hasta este final. Se va un símbolo de la lucha contra las fumigaciones. Alguien determinante a la hora de entender este modelo que mata. #FabianTomasi
Vale repasar que el uso de agroquímicos en ese país del Cono Sur se presenta en grandes cantidades debido a la expansión del cultivo de soja transgénica, cuyos brotes son resistentes a las fumigaciones que alejan a las plagas de los campos.
"Estar vivo es un milagro"
Por su parte, Tomasi comenzó a trabajar en una empresa fumigadora llamada Molina y Compañía S.L.R., en la localidad de Basavilbaso, provincia de Entre Ríos, una zona donde esa práctica es habitual. Durante años, se desempeñó manipulando las cargas químicas que luego los aviones dispersarían en las plantaciones.
Fabián Tomasi: "Lo que más duele es el silencio de la mayoría, y todos esos niños que nacen con malformaciones por los agrotóxicos en un país sin asistencia y que les da la espalda".
"Mi caso es extremo por haber trabajado sin ningún cuidado. Pero no hay que perder de vista que son sustancias destinadas a matar. Esto es inviable, no hay manera de tirar millones de litros de veneno al ambiente y pensar que eso no va a provocar ningún daño", había expresado en el reportaje ya citado.
"Llegábamos a casa y la cara nos ardía. Estar vivo es un milagro", relató en otro reportaje mencionado por El Día, mientras sus dolencias avanzaban. En aquella oportunidad, recordó: "Cargábamos los aviones con veneno. Abríamos los tanques de 20 litros y al sacar las tapas se te pegaba todo el veneno en las manos. Comíamos debajo de las alas de los aviones, donde el veneno goteaba", recordó en aquella oportunidad".
"Tengo miedo de morir"
En una emotiva carta publicada en marzo por La Garganta Poderosa, Tomasi explicó con exactitud el momento por el cual estaba pasando. Sobre su enfermedad, describió: "Afecta todo mi sistema nervioso y me mantiene recluido en mi casa. Mis primeros síntomas fueron dolores en los dedos, agravados por ser diabético, insulinodependiente".
Y siguió: "Luego, el veneno afectó mi capacidad pulmonar, se me lastimaron los codos y me salían líquidos blancos de las rodillas. Actualmente tengo el cuerpo consumido, lleno de costras, casi sin movilidad y por las noches me cuesta dormir, por el temor a no despertar".
Imagen ilustrativaCánceres, malformaciones y abortos espontáneos: Así es la Argentina fumigada
Sin embargo, las dolencias físicas no fueron su único obstáculo: "Recibí muchas amenazas por visibilizar lo que nos hacen comer, respirar y beber a diario", había revelado. A su vez, prosiguió: "Ya no basta con decir 'Fuera Monsanto', porque las cadenas de maldad hoy se extienden al resto de las compañías multimillonarias y se enredan con el silencio", haciendo alusión al rol mediático sobre esta grave problemática sanitaria.
Así las cosas, tras conocerse su deceso, el perfil de Facebook del fallecido se llenó de mensajes de afecto, donde los usuarios reconocieron su larga lucha contra el uso de los agroquímicos.
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https://youtu.be/kaJk4oCFnZc
El cuerpo alterado de Tomasi, reflejado en la portada del libro 'Envenenados', se convirtió rápidamente en un icono internacional para la lucha por el medio ambiente. La enfermedad que le causó el sistema de producción agrícola alteró sus músculos y también la forma de su cuerpo: "Soy la sombra del éxito sojero", le había expresado la víctima a La Voz en una entrevista.
Falleció Fabian Tomasi. En Basavilbaso, Entre Ríos. Historia clave de mi libro #Envenenados, los agrotóxicos minaron su salud hasta este final. Se va un símbolo de la lucha contra las fumigaciones. Alguien determinante a la hora de entender este modelo que mata. #FabianTomasi
Vale repasar que el uso de agroquímicos en ese país del Cono Sur se presenta en grandes cantidades debido a la expansión del cultivo de soja transgénica, cuyos brotes son resistentes a las fumigaciones que alejan a las plagas de los campos.
"Estar vivo es un milagro"
Por su parte, Tomasi comenzó a trabajar en una empresa fumigadora llamada Molina y Compañía S.L.R., en la localidad de Basavilbaso, provincia de Entre Ríos, una zona donde esa práctica es habitual. Durante años, se desempeñó manipulando las cargas químicas que luego los aviones dispersarían en las plantaciones.
Fabián Tomasi: "Lo que más duele es el silencio de la mayoría, y todos esos niños que nacen con malformaciones por los agrotóxicos en un país sin asistencia y que les da la espalda".
"Mi caso es extremo por haber trabajado sin ningún cuidado. Pero no hay que perder de vista que son sustancias destinadas a matar. Esto es inviable, no hay manera de tirar millones de litros de veneno al ambiente y pensar que eso no va a provocar ningún daño", había expresado en el reportaje ya citado.
"Llegábamos a casa y la cara nos ardía. Estar vivo es un milagro", relató en otro reportaje mencionado por El Día, mientras sus dolencias avanzaban. En aquella oportunidad, recordó: "Cargábamos los aviones con veneno. Abríamos los tanques de 20 litros y al sacar las tapas se te pegaba todo el veneno en las manos. Comíamos debajo de las alas de los aviones, donde el veneno goteaba", recordó en aquella oportunidad".
"Tengo miedo de morir"
En una emotiva carta publicada en marzo por La Garganta Poderosa, Tomasi explicó con exactitud el momento por el cual estaba pasando. Sobre su enfermedad, describió: "Afecta todo mi sistema nervioso y me mantiene recluido en mi casa. Mis primeros síntomas fueron dolores en los dedos, agravados por ser diabético, insulinodependiente".
Y siguió: "Luego, el veneno afectó mi capacidad pulmonar, se me lastimaron los codos y me salían líquidos blancos de las rodillas. Actualmente tengo el cuerpo consumido, lleno de costras, casi sin movilidad y por las noches me cuesta dormir, por el temor a no despertar".
Imagen ilustrativaCánceres, malformaciones y abortos espontáneos: Así es la Argentina fumigada
Sin embargo, las dolencias físicas no fueron su único obstáculo: "Recibí muchas amenazas por visibilizar lo que nos hacen comer, respirar y beber a diario", había revelado. A su vez, prosiguió: "Ya no basta con decir 'Fuera Monsanto', porque las cadenas de maldad hoy se extienden al resto de las compañías multimillonarias y se enredan con el silencio", haciendo alusión al rol mediático sobre esta grave problemática sanitaria.
Así las cosas, tras conocerse su deceso, el perfil de Facebook del fallecido se llenó de mensajes de afecto, donde los usuarios reconocieron su larga lucha contra el uso de los agroquímicos.

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https://youtu.be/kaJk4oCFnZc
Tomás Ariel Bulat
Tomás Ariel Bulat (Buenos Aires, 12 de septiembre de 1964 - Ramallo, Provincia de Buenos Aires, 31 de enero de 2015) fue un economista, periodista y docente argentino.
Se graduó en la Universidad de Buenos Aires, obtuvo un posgrado en la Universidad Federal de Río de Janeiro y un máster de Queen Mary and Westfield College & ILAS, University of London.
Formó parte del gobierno de la Alianza, siendo Administrador del Fondo Federal de Capacitación (Foncap) que dependía del Ministerio de Desarrollo Social.
Fundó su propia consultora en el 2003 y se convirtió en uno de los principales analistas de la realidad económica en el país. Transitó estudios de televisión y radios, y fue columnista en diversos diarios.
También se destacó como escritor generalmente en materia de economía, publicando entre otros libros, La economía de tu vida y la Economía descubierta.
Condujo su programa periodístico El inversor emitido por el canal A24. En el 2013 recibió el "Premio Martín Fierro de Cable 2013" a la mejor conducción periodística masculina por su actividad en C5N y A24, en los programas El Cronista TV, El diario, Resumen de medianoche y Resumen central.
Cuando René Favaloro se suicidó, era el jefe de pagos del PAMI que adeudaba a la Fundación del Dr. Favaloro 2 millones de pesos. Es famoso por haber sido citado como parte del problema para liberar el dinero de esas prestaciones.
Fue asesor de la Comisión de Presupuesto y Hacienda del Senado entre 2003 y 2005 y había hecho asesorías para el Banco de la Provincia y la Auditoría General de la Nación años atrás.
Definido por él mismo como "economista de profesión, periodista de oficio y docente de alma", había sido tentado en las últimas semanas por el Frente Renovador, que lidera Sergio Massa, para presentarse como candidato a jefe de Gobierno porteño.
En el plano académico dictó clases en la UBA, en la Universidad de Palermo, en el Instituto Nacional de la Administración Pública (INAP) y en el Colegio Nacional de Buenos Aires.
Contrajo matrimonio con Carina Onorato, fueron padres de tres hijos.
Murió en la madrugada del sábado 31 de enero de 2015, tras sufrir un accidente automovilístico en el kilómetro 195 de la autopista a Rosario, a la altura de la ciudad bonaerense de Ramallo. Bulat, de 50 años, viajaba en la parte trasera de un Peugeot 408, que ejercía la función de remís y en el que regresaba a Buenos Aires tras haber dado una conferencia en San Genaro, Santa Fe.
De acuerdo a las primeras informaciones y por circunstancias que aún se desconocen, el coche embistió por la parte trasera a un camión que circulaba en su mismo sentido. El chófer del remís, solo sufrió heridas leves.
Según informaron fuentes policiales, cuando llegaron al lugar de los hechos, ya había fallecido, con lo que se dio aviso a la Policía Científica para que realizara los peritajes correspondientes. Como producto del choque se produjo un latigazo en su cuerpo, tenía en ese momento puesto el cinturón de seguridad a la altura del abdomen, y la posterior fractura de costillas, lo que le provocó la muerte en el acto.
Se graduó en la Universidad de Buenos Aires, obtuvo un posgrado en la Universidad Federal de Río de Janeiro y un máster de Queen Mary and Westfield College & ILAS, University of London.
Formó parte del gobierno de la Alianza, siendo Administrador del Fondo Federal de Capacitación (Foncap) que dependía del Ministerio de Desarrollo Social.
Fundó su propia consultora en el 2003 y se convirtió en uno de los principales analistas de la realidad económica en el país. Transitó estudios de televisión y radios, y fue columnista en diversos diarios.
También se destacó como escritor generalmente en materia de economía, publicando entre otros libros, La economía de tu vida y la Economía descubierta.
Condujo su programa periodístico El inversor emitido por el canal A24. En el 2013 recibió el "Premio Martín Fierro de Cable 2013" a la mejor conducción periodística masculina por su actividad en C5N y A24, en los programas El Cronista TV, El diario, Resumen de medianoche y Resumen central.
Cuando René Favaloro se suicidó, era el jefe de pagos del PAMI que adeudaba a la Fundación del Dr. Favaloro 2 millones de pesos. Es famoso por haber sido citado como parte del problema para liberar el dinero de esas prestaciones.
Fue asesor de la Comisión de Presupuesto y Hacienda del Senado entre 2003 y 2005 y había hecho asesorías para el Banco de la Provincia y la Auditoría General de la Nación años atrás.
Definido por él mismo como "economista de profesión, periodista de oficio y docente de alma", había sido tentado en las últimas semanas por el Frente Renovador, que lidera Sergio Massa, para presentarse como candidato a jefe de Gobierno porteño.
En el plano académico dictó clases en la UBA, en la Universidad de Palermo, en el Instituto Nacional de la Administración Pública (INAP) y en el Colegio Nacional de Buenos Aires.
Contrajo matrimonio con Carina Onorato, fueron padres de tres hijos.
Murió en la madrugada del sábado 31 de enero de 2015, tras sufrir un accidente automovilístico en el kilómetro 195 de la autopista a Rosario, a la altura de la ciudad bonaerense de Ramallo. Bulat, de 50 años, viajaba en la parte trasera de un Peugeot 408, que ejercía la función de remís y en el que regresaba a Buenos Aires tras haber dado una conferencia en San Genaro, Santa Fe.
De acuerdo a las primeras informaciones y por circunstancias que aún se desconocen, el coche embistió por la parte trasera a un camión que circulaba en su mismo sentido. El chófer del remís, solo sufrió heridas leves.
Según informaron fuentes policiales, cuando llegaron al lugar de los hechos, ya había fallecido, con lo que se dio aviso a la Policía Científica para que realizara los peritajes correspondientes. Como producto del choque se produjo un latigazo en su cuerpo, tenía en ese momento puesto el cinturón de seguridad a la altura del abdomen, y la posterior fractura de costillas, lo que le provocó la muerte en el acto.

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