El argentino ilustrado
no le da bola al futuro;
de la nostalgia al conjuro
vive aferrado al pasado
y como está programado,
lo copa la discusión,
que si Balbín, si Perón,
Rosas, Ramírez, o Urquiza.
Su más urgente premisa:
ganar la conversación.
Es fiscal o juez sin toga,
y en su verba prodigiosa
enaltece a Peñaloza
o lo refunde a Quiroga.
No conversa, monologa,
y con genuina elegancia
copa la primera instancia,
todo lo sabe o lo embroca
y si es de River o Boca,
no te alquilo la ganancia.
A la luz de su elocuencia,
ningún tema le es ajeno;
es hombre todo terreno,
un cultor de la docencia.
Su indiscutida sapiencia
no admite ningún error;
simpático y sobrador,
nunca segundo o tercero:
Nació para ser primero,
está siempre en ganador.
Le gusta tomar partido
y en su afán de predecir,
sabe lo que va a ocurrir,
luego por qué no ha ocurrido.
En su sermón encendido
suele mostrarse inflexible,
defiende lo indefendible
con encendida pasión;
y, desde su convicción,
se considera infalible.
digno de toda alabanza,
es un defensor a ultranza
de lo más disparatado.
Mas sería desatinado
condenarlo, yo declino;
no debo ser tan cretino
con el gran cultor del verso:
si en su juego estoy inmerso,
o yo qué soy?: ARGENTINO!!!
El argentin
