
Mujer :un largo camino has recorrido y algo me dice que aún te faltan como cuatro décadas más.Solicita al Altísimo salud ,amor y una vejez de grandes enamoramientos.''YO''
viernes, 19 de mayo de 2017
miércoles, 10 de mayo de 2017
Luisa de Marillac (1591-1660)
Recemos hoy a santa Luisa de Marillac (1591-1660) Nació en Francia el 12 de Agosto de 1591. Huérfana a los 14 años, sintió un fuerte deseo de hacerse religiosa, pero por su delicada salud, y su débil constitución no fue admitida. Un sacerdote le dijo: "Probablemente, Nuestro Señor te ha destinado a formar un hogar".
Se casó entonces con Antonio Le Grass, secretario de la reina de Francia, María de Médicis. Dicen sus biógrafos: "Luisa fue un modelo de esposa. Con su bondad y amabilidad logró transformar a su esposo que era duro y violento, y hasta obtuvo que en su casa todos rezaran en común las oraciones de cada día. Dios le concedió un hijo, al cuál amó de tal manera que San Vicente le escribió diciéndole: "Jamás he visto una madre tan madre como usted". Y en otra carta le dice el santo: "Que felicidad nos debe traer el pensar que somos hijos de Dios. Pues Nuestro Señor nos ama con afecto muchísimo más grande que el que Usted le tiene a su hijo. Y eso que yo no he visto en ninguna otra madre un amor tan grande por el propio hijo, como el que Usted tiene hacia el suyo". A los 34 años queda viuda y entonces decide hacerse religiosa. "Ya he servido bastante tiempo al mundo, ahora me dedicaré totalmente a servir a Dios". Claro está que en la vida "mundana" que había tenido se había comportado tan sumamente bien que los que la conocieron están de acuerdo en afirmar que lo más probable es que ella no cometió ni siquiera un solo pecado mortal en toda su vida. Esta santa mujer tuvo la dicha inmensa de tener como directores espirituales a dos santos muy famosos y extraordinariamente guías de almas: San Francisco de Sales y San Vicente de Paúl. Con San Francisco de Sales tuvo frecuentes conversaciones espirituales en París en 1618 (tres años antes de la muerte del santo) y con San Vicente de Paúl trabajó por treinta años, siendo su más fiel y perfecta discípula y servidora. San Vicente de Paúl había fundado grupos de mujeres que se dedicaban a ayudar a los pobres, atender a los enfermos e instruir a los ignorantes. Estos grupos de caridad existían en los numerosos sitios en donde San Vicente había predicado misiones, pero sucedía que cuando el santo se alejaba los grupos disminuían su fervor y su entusiasmo. Se necesitaba alguien que los coordinara y los animara. Y esa persona providencial iba a ser Santa Luisa de Marillac. Cuando Luisa se ofreció para coordinar y dirigir los grupos de caridad, el santo se entusiasmó y le escribió diciendo: "Vaya en nombre del Señor. Que Dios la acompañe. Que El sea su fuerza en el trabajo y su consuelo en las dificultades". En aquellos tiempos los viajes eran muy penosos y peligrosos. Los caminos eran largos, las comidas malas, y los alojamientos incómodos. La santa tenía una constitución muy débil, pero San Vicente exclamaba: "Su salud es poca, sus tribulaciones son muchas y su actividad es infatigable. Pero sólo Dios sabe la fuerza de ánimo y de voluntad que esta mujer tiene". Dicen sus biógrafos que Luisa recorría el país visitando las asociaciones de caridad y que levaba siempre gran cantidad de ropas y medicinas para regalar y que casi todo lo compraba con dinero que ella misma por sus propios esfuerzos había conseguido. Apenas llegaba al lugar, reunía a las mujeres de la asociación de la caridad, les recordaba los deberes y virtudes que debían cumplir quienes formaban parte de aquella asociación, las entusiasmaba con sus recomendaciones y se esforzaba por conseguir nuevas socias. Ella misma visitaba a los enfermos e instruía a los ignorantes y repartía ayuda a los pobres, y esto lo hacía con tal entusiasmo y tan grande bondad, que cuando marchaba de ahí, quedaba todo renovado y rejuvenecido. La familia Marillac, que ocupaba altos puestos en el gobierno, cayó en desgracia del rey Luis Trece y uno fue condenado a muerte y otros fueron a la cárcel. Luisa, aunque sufría mucho a causa de esto, no permitía que nadie hablara mal en su presencia contra el rey, y su primer ministro Richelieu que tanto los habían hecho padecer. En 1633, el 25 de marzo, las primeras cuatro jóvenes hacen votos de pobreza, castidad y obediencia, bajo la dirección de Luisa, Así nació la más grande comunidad femenina que existe, las Hermanas Vicentinas, Hijas de la Caridad. San Vicente les hizo este reglamento: "Por monasterio tendrán las casas de los enfermos. Por habitación una pieza arrendada. Por claustro tendrán las calles donde hay pobres que socorrer. Su límite de acción será la obediencia. Puerta y muro de defensa será el temor de ofender a Dios. El velo protector será la modestia o castidad". En aquellos años de 1633, Francia estaba pasando por una situación dificilísima de guerras, miseria, ignorancia y abandono. Fue entonces cuando guiadas por el incansable San Vicente de Paúl, las Hijas de la Caridad se dedicaron a colaborar en todos los frentes posibles, para socorrer a los más necesitados. Santa Luisa consiguió una casa grande y allí reunía a los pordioseros y los ponía a trabajar. Las mujeres a hilar y a coser y los hombres a hacer diversas obras manuales. Así los fue transformando en personas útiles a la sociedad. La alegría y el trabajo reinaban en aquel inmenso asilo ocupado por la mayoría de los mendigos de París. Y las Vicentinas los atendían con exquisita caridad. Consiguió otra casa y allí recogía a los locos o enfermos mentales, y a base de una buena alimentación y de medicinas y de mucho cariño, con sus religiosas los atendía esmeradísimamente, y lograba en muchísimos casos su recuperación. En 1655, el Arzobispado de París le concede la aprobación a la Nueva Comunidad. Y San Vicente reúne a sus religiosas y les dice: "De hoy en adelante llevarán siempre el nombre de Hijas de la Caridad. Conserven este título que es el más hermoso que puedan tener". De Santa Luisa se puede decir lo que Fray Luis de León dijo acerca de Santa Teresa: "Para conocer cómo era su personalidad, basta conocer cómo fueron las religiosas que ella formó y las obras que escribió". Las religiosas formadas por Luisa fueron personas dedicadas con cuerpo y alma y por toda la vida a las obras de la caridad y de apostolado. Y sus escritos causan asombro al considerar de dónde sacó tiempo para escribir centenares de cartas con consejos muy prácticos y provechosos, y para resumir las numerosas conferencias que dictaba San Vicente, copiarlas y hacerlas circular, y para hacer extractos de las meditaciones y de los Retiros Espirituales que predicaba el Santo, y formar así tres volúmenes de 1,500 páginas. Y todo esto en medio de una actividad asombrosa en favor de los enfermos, mendigos e ignorantes. Trece años antes de que ella muriera, dijo San Vicente: "La hermana Luisa, por su debilidad y agotamiento debería haber muerto hace diez años. Al verla, parece que hubiera salido de una tumba: tan débil está su cuerpo y tan pálido su rostro. Pero sin embargo, trabaja y trabaja sin dejarse vencer por el cansancio". San Vicente no pudo asistir a su santa discípula en la hora de la muerte porque el se hallaba también muy enfermo pero le escribió una nota diciéndole: "Usted se va adelante hacia la eternidad. Pero yo la seguiré muy pronto, y nos volveremos a ver en el cielo". Y así sucedió. El 15 de Marzo de 1660, después de sufrir una dolorosa enfermedad y la gangrena de un brazo murió santamente, dejando fundada y muy extendida la más grande comunidad de religiosas. (San Vicente murió el 27 de Septiembre de ese mismo año). En la casa donde está sepultada su fundadora, en París, allí mismo sucedieron las apariciones de la Virgen de la Medalla Milagrosa a Santa Catalina Labouré HC. Las religiosas fundadas por Santa Luisa se dedican exclusivamente a obras de caridad. El Papa Pío XI declaró santa a Luisa de Marillac en 1934, y el Sumo Pontífice Juan XXIII la declaró Patrona de los Asistentes Sociales.
MARTES, 9 DE MAYO DE 2017
ORACIÓN A SANTA LUISA DE MARILLAC
Se casó entonces con Antonio Le Grass, secretario de la reina de Francia, María de Médicis. Dicen sus biógrafos: "Luisa fue un modelo de esposa. Con su bondad y amabilidad logró transformar a su esposo que era duro y violento, y hasta obtuvo que en su casa todos rezaran en común las oraciones de cada día. Dios le concedió un hijo, al cuál amó de tal manera que San Vicente le escribió diciéndole: "Jamás he visto una madre tan madre como usted". Y en otra carta le dice el santo: "Que felicidad nos debe traer el pensar que somos hijos de Dios. Pues Nuestro Señor nos ama con afecto muchísimo más grande que el que Usted le tiene a su hijo. Y eso que yo no he visto en ninguna otra madre un amor tan grande por el propio hijo, como el que Usted tiene hacia el suyo". A los 34 años queda viuda y entonces decide hacerse religiosa. "Ya he servido bastante tiempo al mundo, ahora me dedicaré totalmente a servir a Dios". Claro está que en la vida "mundana" que había tenido se había comportado tan sumamente bien que los que la conocieron están de acuerdo en afirmar que lo más probable es que ella no cometió ni siquiera un solo pecado mortal en toda su vida. Esta santa mujer tuvo la dicha inmensa de tener como directores espirituales a dos santos muy famosos y extraordinariamente guías de almas: San Francisco de Sales y San Vicente de Paúl. Con San Francisco de Sales tuvo frecuentes conversaciones espirituales en París en 1618 (tres años antes de la muerte del santo) y con San Vicente de Paúl trabajó por treinta años, siendo su más fiel y perfecta discípula y servidora. San Vicente de Paúl había fundado grupos de mujeres que se dedicaban a ayudar a los pobres, atender a los enfermos e instruir a los ignorantes. Estos grupos de caridad existían en los numerosos sitios en donde San Vicente había predicado misiones, pero sucedía que cuando el santo se alejaba los grupos disminuían su fervor y su entusiasmo. Se necesitaba alguien que los coordinara y los animara. Y esa persona providencial iba a ser Santa Luisa de Marillac. Cuando Luisa se ofreció para coordinar y dirigir los grupos de caridad, el santo se entusiasmó y le escribió diciendo: "Vaya en nombre del Señor. Que Dios la acompañe. Que El sea su fuerza en el trabajo y su consuelo en las dificultades". En aquellos tiempos los viajes eran muy penosos y peligrosos. Los caminos eran largos, las comidas malas, y los alojamientos incómodos. La santa tenía una constitución muy débil, pero San Vicente exclamaba: "Su salud es poca, sus tribulaciones son muchas y su actividad es infatigable. Pero sólo Dios sabe la fuerza de ánimo y de voluntad que esta mujer tiene". Dicen sus biógrafos que Luisa recorría el país visitando las asociaciones de caridad y que levaba siempre gran cantidad de ropas y medicinas para regalar y que casi todo lo compraba con dinero que ella misma por sus propios esfuerzos había conseguido. Apenas llegaba al lugar, reunía a las mujeres de la asociación de la caridad, les recordaba los deberes y virtudes que debían cumplir quienes formaban parte de aquella asociación, las entusiasmaba con sus recomendaciones y se esforzaba por conseguir nuevas socias. Ella misma visitaba a los enfermos e instruía a los ignorantes y repartía ayuda a los pobres, y esto lo hacía con tal entusiasmo y tan grande bondad, que cuando marchaba de ahí, quedaba todo renovado y rejuvenecido. La familia Marillac, que ocupaba altos puestos en el gobierno, cayó en desgracia del rey Luis Trece y uno fue condenado a muerte y otros fueron a la cárcel. Luisa, aunque sufría mucho a causa de esto, no permitía que nadie hablara mal en su presencia contra el rey, y su primer ministro Richelieu que tanto los habían hecho padecer. En 1633, el 25 de marzo, las primeras cuatro jóvenes hacen votos de pobreza, castidad y obediencia, bajo la dirección de Luisa, Así nació la más grande comunidad femenina que existe, las Hermanas Vicentinas, Hijas de la Caridad. San Vicente les hizo este reglamento: "Por monasterio tendrán las casas de los enfermos. Por habitación una pieza arrendada. Por claustro tendrán las calles donde hay pobres que socorrer. Su límite de acción será la obediencia. Puerta y muro de defensa será el temor de ofender a Dios. El velo protector será la modestia o castidad". En aquellos años de 1633, Francia estaba pasando por una situación dificilísima de guerras, miseria, ignorancia y abandono. Fue entonces cuando guiadas por el incansable San Vicente de Paúl, las Hijas de la Caridad se dedicaron a colaborar en todos los frentes posibles, para socorrer a los más necesitados. Santa Luisa consiguió una casa grande y allí reunía a los pordioseros y los ponía a trabajar. Las mujeres a hilar y a coser y los hombres a hacer diversas obras manuales. Así los fue transformando en personas útiles a la sociedad. La alegría y el trabajo reinaban en aquel inmenso asilo ocupado por la mayoría de los mendigos de París. Y las Vicentinas los atendían con exquisita caridad. Consiguió otra casa y allí recogía a los locos o enfermos mentales, y a base de una buena alimentación y de medicinas y de mucho cariño, con sus religiosas los atendía esmeradísimamente, y lograba en muchísimos casos su recuperación. En 1655, el Arzobispado de París le concede la aprobación a la Nueva Comunidad. Y San Vicente reúne a sus religiosas y les dice: "De hoy en adelante llevarán siempre el nombre de Hijas de la Caridad. Conserven este título que es el más hermoso que puedan tener". De Santa Luisa se puede decir lo que Fray Luis de León dijo acerca de Santa Teresa: "Para conocer cómo era su personalidad, basta conocer cómo fueron las religiosas que ella formó y las obras que escribió". Las religiosas formadas por Luisa fueron personas dedicadas con cuerpo y alma y por toda la vida a las obras de la caridad y de apostolado. Y sus escritos causan asombro al considerar de dónde sacó tiempo para escribir centenares de cartas con consejos muy prácticos y provechosos, y para resumir las numerosas conferencias que dictaba San Vicente, copiarlas y hacerlas circular, y para hacer extractos de las meditaciones y de los Retiros Espirituales que predicaba el Santo, y formar así tres volúmenes de 1,500 páginas. Y todo esto en medio de una actividad asombrosa en favor de los enfermos, mendigos e ignorantes. Trece años antes de que ella muriera, dijo San Vicente: "La hermana Luisa, por su debilidad y agotamiento debería haber muerto hace diez años. Al verla, parece que hubiera salido de una tumba: tan débil está su cuerpo y tan pálido su rostro. Pero sin embargo, trabaja y trabaja sin dejarse vencer por el cansancio". San Vicente no pudo asistir a su santa discípula en la hora de la muerte porque el se hallaba también muy enfermo pero le escribió una nota diciéndole: "Usted se va adelante hacia la eternidad. Pero yo la seguiré muy pronto, y nos volveremos a ver en el cielo". Y así sucedió. El 15 de Marzo de 1660, después de sufrir una dolorosa enfermedad y la gangrena de un brazo murió santamente, dejando fundada y muy extendida la más grande comunidad de religiosas. (San Vicente murió el 27 de Septiembre de ese mismo año). En la casa donde está sepultada su fundadora, en París, allí mismo sucedieron las apariciones de la Virgen de la Medalla Milagrosa a Santa Catalina Labouré HC. Las religiosas fundadas por Santa Luisa se dedican exclusivamente a obras de caridad. El Papa Pío XI declaró santa a Luisa de Marillac en 1934, y el Sumo Pontífice Juan XXIII la declaró Patrona de los Asistentes Sociales.
MARTES, 9 DE MAYO DE 2017
ORACIÓN A SANTA LUISA DE MARILLAC
¡Oh gloriosa Santa Luisa de Marillac!
Esposa fiel, madre modelo,
formadora de catequistas, maestras y enfermeras.
Ven en nuestra ayuda y alcanza del Señor:
socorro a los pobres,
alivio a los enfermos,
protección a los desamparados,
caridad a los ricos,
conversión a los pecadores,
vitalidad a nuestra Iglesia
y paz a nuestro pueblo.
Cuida nuestro hogar
y cuanto hay en él.
Que sea un camino recto
que nos conduzca a nuestra casa del Cielo,
y que tu bendición descienda todos los días
sobre cada uno de los que lo transitamos.
Bendito seas, buen Dios,
porque sembraste el amor en Santa Luisa
para ejemplo nuestro
e imitación de Jesús,
Camino, Verdad y Vida.
Amén.
Esposa fiel, madre modelo,
formadora de catequistas, maestras y enfermeras.
Ven en nuestra ayuda y alcanza del Señor:
socorro a los pobres,
alivio a los enfermos,
protección a los desamparados,
caridad a los ricos,
conversión a los pecadores,
vitalidad a nuestra Iglesia
y paz a nuestro pueblo.
Cuida nuestro hogar
y cuanto hay en él.
Que sea un camino recto
que nos conduzca a nuestra casa del Cielo,
y que tu bendición descienda todos los días
sobre cada uno de los que lo transitamos.
Bendito seas, buen Dios,
porque sembraste el amor en Santa Luisa
para ejemplo nuestro
e imitación de Jesús,
Camino, Verdad y Vida.
Amén.

El afecto de los hijos puede prevenir la demencia en los padres
Tener hijos cariñosos y compasivos puede reducir el riesgo de cualquier tipo de demencia en los padres. Según se desprende de una investigación, la calidad de las relaciones con los hijos adultos y la familia influyen en la calidad de vida y en la salud de los padres.
Aunque tener hijos adultos compasivos pareció ser protector, tener parientes poco compasivos de todos los tipos pareció tener un efecto opuesto, y más dramático, reportaron científicos británicos.
El estudio sugiere que los adultos mayores que experimentan una relación fiable, cercana y comprensiva con sus hijos adultos son menos propensos a desarrollar demencia, según explicó el autor del estudio, Mizanur Khondoker.
"Al contrario, una relación cercana que no funcionara bien (como experimentar conductas críticas, poco fiables e irritantes por parte de los cónyuges o parejas, los hijos u otros familiares inmediatos) se relacionó con un aumento en el riesgo de desarrollar demencia", dijo Khondoker, profesor principal de estadísticas médicas en la Facultad de Medicina Norwich de la Universidad de East Anglia, en Norwich.
Para examinar cómo el respaldo familiar podría afectar el riesgo de demencia, los investigadores observaron datos recolectados entre 2002 y 2012 que incluyeron a más de 10,000 personas de ambos sexos de a partir de 50 años de edad. Ninguno de ellos tenía demencia cuando se inscribieron en el estudio.
Los participantes completaron cuestionarios en que detallaban el respaldo social que habían recibido, o del que carecían, en al menos una relación clave. Esas relaciones podían ser con los hijos, los cónyuges, los amigos y/o los parientes cercanos, por ejemplo primos, hermanos, padres y/o nietos.
Se realizaron entrevistas de seguimiento semestrales, momento en que los investigadores registraron todos los casos nuevos de demencia y calificaron las relaciones sociales en una escala de negativo a positivo que abarcaba del uno al cuatro.
Para el final del estudio, un 3.4 por ciento de los participantes (190 hombres y 150 mujeres) habían desarrollado alguna forma de demencia.
Los investigadores observaron que los que habían recibido un respaldo positivo de sus hijos adultos se enfrentaban a un riesgo más bajo de demencia. Khondoker describió la asociación como "modesta", y anotó que por cada aumento de un punto en el respaldo positivo de un hijo adulto, el riesgo de demencia se redujo en un promedio de un 17 por ciento.
Al contrario, por cada aumento de un punto en la "puntuación" general de respaldo social negativo de un individuo, el riesgo de demencia subió en un 31 por ciento, señaló.
Khondoker dijo que el estudio simplemente evaluó el riesgo general de que alguien desarrollara demencia de cualquier tipo, y no diferenció según los tipos de demencia. La investigación tampoco se diseñó para probar una relación causal entre el respaldo familiar y el riesgo de demencia.
El apoyo de los hijos fomenta hábitos saludables
El equipo de investigación teorizó que el apoyo social podría fomentar conductas saludables, por ejemplo un consumo mínimo de alcohol y un estilo de vida activo. Por otro lado, una relación cercana negativa podría disuadir de esas opciones positivas, al mismo tiempo que da lugar a un mayor estrés.
El equipo de investigación teorizó que el apoyo social podría fomentar conductas saludables, por ejemplo un consumo mínimo de alcohol y un estilo de vida activo. Por otro lado, una relación cercana negativa podría disuadir de esas opciones positivas, al mismo tiempo que da lugar a un mayor estrés.
"Se necesita más investigación para comprender mejor cualquier mecanismo causal que explique las asociaciones estadísticas observadas", añadió Khondoker.
Los hallazgos se publicaron el 2 de mayo en Journal of Alzheimer's Disease.
El Dr. Anton Porsteinsson, director del Programa de Atención, Investigación y Educación sobre la Enfermedad de Alzheimer de la Facultad de Medicina y Odontología de la Universidad de Rochester, en Nueva York, dijo que el estudio "plantea muchas preguntas".
Por ejemplo, anotó que el vínculo entre las relaciones negativas y el riesgo de demencia parecía ser mucho más potente que el vínculo entre las relaciones positivas y el riesgo de demencia.
Pero, ¿por qué? "Si las relaciones con las personas que le rodean son predominantemente negativas podríamos suponer que hay menos interacción social y estimulación cognitiva, lo que podría llevar a un peor resultado", comentó Porsteinsson. "Quizá también los que tienen un estilo de vida menos saludable tengan relaciones negativas en general, y por tanto [estén expuestos a] un mayor estrés, lo que en combinación probablemente resulte nocivo".
Además, los cambios conductuales provocados por el inicio insospechado de la demencia podrían socavar las relaciones, dificultando saber qué es la gallina y qué es el huevo, dijo.
"Comprender si las relaciones son factores causales o una consecuencia es el próximo paso de la investigación", dijo Porsteinsso
Conscripto Hermindo Luna.
Conscripto Hermindo Luna.
Hermindo Luna tenía 20 años y era hijo único. Había entrado al Servicio Militar sin siquiera saber leer ni escribir, porque este tape gaucho sólo sabía del monte y de hachar quebracho al sol con 40 grados de calor.
No sabía nada de Marx ni de Lenin, ni de la "lucha de clases" o la "plusvalía". Y con ser como era le bastó y sobró para ser un argentino bien nacido. Es difícil comprender en nombre de qué pueblo decían luchar sus asesinos.
Sus superiores lo consideraban un "sobresaliente soldado" de la Sección Exploración de la Compañía Comando. Todos recordaban con una sonrisa aquella dos veces que se había quedado dormido en el toque de diana y comenzó su día en una pileta.
Sus padres fueron a retirar el cuerpo de luto y descalzos, porque eran gente muy pobre de un paraje del interior de Formosa. No tenían nada, excepto a su hijo, y se lo obsequiaron a la Patria, con el corazón desgarrado por el dolor pero con dignidad, y jamás recibieron una condecoración póstuma.
Esa es la Argentina profunda, sencilla y ancestral, que en el primer lustro de la década de 1970 se estaba defendiendo de la agresión armada de Bandas Terroristas apoyadas por Estados extranjeros - entiéndase, Terrorismo de Estado- y animadas por ideologías completamente ajenas a nuestra esencia y origen.
AL SOLDADO HERMINDO LUNA
Por el coraje macho de la raza,
que estalló en tu carne ensangrentada,
gritaste ¡no me rindo! y en ese instante,
fuiste hijo dilecto de la Patria.
Tape gaucho que la escuela de la vida,
te dio lo que a otros les faltaba,
criollo lindo saludo tu firmeza
¡si quedó chica en tu pecho la metralla!
Orgullo del vientre de tu madre,
que parió un hijo de tu fibra gaucha,
bendita sea por su amor sublime
y por la pena inmensa de su alma.
Orgullo del vientre de la Patria
que parió hijos para grandes causas,
del suelo que regaste con tu sangre,
brotarán mil lanzas de tacuara.
Hidalguía, honor, orgullo bravo
en viril escala de valores,
varón entero, digno de tu laya
señor en una tierra de señores.
Ruego a Dios que en su cielo de valientes,
te reciba con marciales clarinadas,
Por tu temple de héroe sin alardes,
sean tuyo los vítores y dianas
Mi profundo respeto yo te ofrezco,
de varón del Argentino y de Soldado,
Consciente que tu muerte no merezco,
yo te saludo ¡Hermano!.
He de buscar en mí esas virtudes
y lucharé por ésta Tierra Amada,
entonces sí me llegaré a tu cielo,
¡Por Dios y por la Patria, Camarada!.-
Poesìa del Ex-Mayor de Infantería LUIS DANIEL DE URQUIZA
Hermindo Luna tenía 20 años y era hijo único. Había entrado al Servicio Militar sin siquiera saber leer ni escribir, porque este tape gaucho sólo sabía del monte y de hachar quebracho al sol con 40 grados de calor.
No sabía nada de Marx ni de Lenin, ni de la "lucha de clases" o la "plusvalía". Y con ser como era le bastó y sobró para ser un argentino bien nacido. Es difícil comprender en nombre de qué pueblo decían luchar sus asesinos.
Sus superiores lo consideraban un "sobresaliente soldado" de la Sección Exploración de la Compañía Comando. Todos recordaban con una sonrisa aquella dos veces que se había quedado dormido en el toque de diana y comenzó su día en una pileta.
Sus padres fueron a retirar el cuerpo de luto y descalzos, porque eran gente muy pobre de un paraje del interior de Formosa. No tenían nada, excepto a su hijo, y se lo obsequiaron a la Patria, con el corazón desgarrado por el dolor pero con dignidad, y jamás recibieron una condecoración póstuma.
Esa es la Argentina profunda, sencilla y ancestral, que en el primer lustro de la década de 1970 se estaba defendiendo de la agresión armada de Bandas Terroristas apoyadas por Estados extranjeros - entiéndase, Terrorismo de Estado- y animadas por ideologías completamente ajenas a nuestra esencia y origen.
AL SOLDADO HERMINDO LUNA
Por el coraje macho de la raza,
que estalló en tu carne ensangrentada,
gritaste ¡no me rindo! y en ese instante,
fuiste hijo dilecto de la Patria.
Tape gaucho que la escuela de la vida,
te dio lo que a otros les faltaba,
criollo lindo saludo tu firmeza
¡si quedó chica en tu pecho la metralla!
Orgullo del vientre de tu madre,
que parió un hijo de tu fibra gaucha,
bendita sea por su amor sublime
y por la pena inmensa de su alma.
Orgullo del vientre de la Patria
que parió hijos para grandes causas,
del suelo que regaste con tu sangre,
brotarán mil lanzas de tacuara.
Hidalguía, honor, orgullo bravo
en viril escala de valores,
varón entero, digno de tu laya
señor en una tierra de señores.
Ruego a Dios que en su cielo de valientes,
te reciba con marciales clarinadas,
Por tu temple de héroe sin alardes,
sean tuyo los vítores y dianas
Mi profundo respeto yo te ofrezco,
de varón del Argentino y de Soldado,
Consciente que tu muerte no merezco,
yo te saludo ¡Hermano!.
He de buscar en mí esas virtudes
y lucharé por ésta Tierra Amada,
entonces sí me llegaré a tu cielo,
¡Por Dios y por la Patria, Camarada!.-
Poesìa del Ex-Mayor de Infantería LUIS DANIEL DE URQUIZA

viernes, 5 de mayo de 2017
ESPIRITUALIDAD
ESPIRITUALIDAD
Oración de liberación de nuestra casa
Para hacerla dentro de casa, con la familia reunida
Después de hacerla, reza un Padrenuestro y rocía con agua bendita todas las habitaciones.
Inicio de la oración
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración de liberación de nuestra casa
Para hacerla dentro de casa, con la familia reunida
Después de hacerla, reza un Padrenuestro y rocía con agua bendita todas las habitaciones.
Inicio de la oración
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre de infinita bondad, te consagro mi casa, este lugar en que vivo con mi familia.
Muchas casas se vuelven lugares de pleitos, de disputas por herencias, de deudas económicas, lamentos y sufrimientos. Algunas son escenario de adulterio, otras se transforman en lugar de odio, venganza, prostitución, pornografía, libertinaje, robo, tráfico de drogas, falta de respeto, enfermedades graves, enfermedades psicológicas, agresividad, muertes y abortos.
A veces, mientras se construye la casa, alguien por los más variados motivos, maldice a los dueños o los materiales de construcción usados. Eso no es bueno para el lugar en que vivimos. Por eso yo te pido, Señor, que quites todo eso de nuestro hogar.
Si el terreno en el que está la casa fue motivo de disputas judiciales y herencias mal resueltas que pudieron haber generado muertes, accidentes, violencia y agresividad, te pido, Señor, que nos bendigas y alejes de nosotros todo ese mal.
Yo sé que el enemigo se aprovecha de esas situaciones para instalar su cuartel general, pero también sé que Tú tienes el poder de expulsar de aquí todo mal. Por eso, te pido que el demonio vaya directo a tus pies y nunca más regrese a esta casa.
Hoy tomé la decisión de consagrar esta casa a Ti. Pido que, así como fuiste a la casa de los novios de Caná de Galilea y ahí hiciste tu primer milagro, vengas hoy a mi casa y expulses todo el mal que pueda estar enraizado y las posibles maldiciones que se encuentran impregnadas en ella.
Por favor, Cristo Señor, expulsa ahora, con tu poder, todo mal, toda falsa enfermedad, el espíritu de separación, el adulterio, los problemas económicos, los espíritus malignos de agresividad, de desobediencia, de bloqueos afectivos y familiares, toda y cualquier consagración, hechizos o evocación a los muertos, uso de cristales, energización, todo tipo de figuras y ruidos (cita otras incomodidades que no están aquí enlistadas y que te molestan).
Que esos males sean expulsados, ahora, de este lugar, en nombre de Jesús, y no vuelvan nunca más, pues esta casa ahora pertenece a Dios y a Él está consagrada.
Señor, te pido, expulsa de aquí toda la agresividad entre hermanos, toda pelea, la falta de respeto y la violencia entre padres e hijos, entre la pareja que vive aquí, entre los habitantes de esta casa y los vecinos.
Que los ángeles de Dios vengan a vivir con nosotros. Que cada cuarto, sala, baño, cocina, corredor y área externa sean ahora habitados por ellos. Que nuestra casa sea una fortaleza habitada y protegida por los ángeles del Señor, para que toda nuestra familia permanezca en oración, en la fidelidad del amor a Dios, y que en ella habiten la paz y la plena concordia.
Muchas gracias Señor, por atender mis plegarias. Que cada día podamos servirte y que tengamos siempre la gracia de tu bendición. Que sepas, Señor, que esta casa te pertenece. Quédate con nosotros, Señor, amén.
Por el padre Vagner Baia.
Por Canção Nova
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